Estamos viviendo la apertura del mercado petrolero en el país, pero ¿cuáles son las áreas de oportunidad para invertir en este sector?

Es importante señalar que, aunque la demanda de petrolíferos en México entre 2010 y 2015 decreció 1%, de acuerdo con el informe “Prospectiva de Petrolíferos de México”, se pueden apreciar atractivos números si se analizan de manera independiente diversos combustibles.

“La gasolina, que está sustentada por el parque vehicular, presenta una gran oportunidad. La demanda proyectada de petrolíferos para 2029 es de mil 180 millones de barriles diarios, cuando hoy se tienen alrededor de 770. Es un incremento muy importante”, señaló Rubén Cruz, socio líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG México.

Asimismo sucede con el diésel, para el que se esperan 680 millones de barriles diarios, cuando hoy ronda los 400.

Bajo este contexto y la apertura del sector, “el mercado que va a ceder hacia los particulares va a ser el de las importaciones, porque Pemex tiene que seguir operando su refinería y eso le otorga el 46% del abasto. Y el particular, en cambio, va a centrarse en la importación; pero para importar, necesita distribuir y si no quiere mezclar su producto con el de Pemex, requiere de una infraestructura grande”, comentó Cruz.

Por lo tanto, la importación, distribución y almacenaje de combustibles se antojan como la primera y más inmediata opción de inversión en el sector para los privados. A ello, le seguirán otras posibilidades cuando el mercado madure y requiera de mayor sofisticación.

“La importación, distribución y comercialización de combustibles ya no sólo bajo la marca Pemex, sino de cualquier otra marca, va a permitir contar con una oferta de combustibles de diferentes grados de octanaje y calidad.” Para que esto se logre y, por lo tanto, la primera ventana a la inversión se encuentra en la infraestructura.

“Hoy se necesita mayor infraestructura de Pemex o bien, desarrollar una privada que la complemente. Existe un gran interés de la iniciativa privada por participar en terminales de almacenamiento y distribución, donde se recibirá el combustible importado. Y si se quiere garantizar la calidad del producto importado, se deberá asegurar que no se mezcle con otros combustibles”, advirtió el especialista.

Perspectiva actual

Actualmente, Pemex abastece el 50% del mercado doméstico con la producción de sus refinerías y 50 por ciento a través de importaciones. “Si bien, la Ley marca que tiene que dar acceso abierto a los particulares a su infraestructura, no le indica que no lo mezcle con lo que ellos producen y almacenan. De ahí que sea necesaria la nueva infraestructura para el producto privado”, sugirió.

Naturalmente, el mercado más propenso a recibir combustibles importados es la frontera. “En este caso se puede sustituir la necesidad de nueva infraestructura de almacenamiento, por un sistema de logística para transportar por tierra el combustible. Ahí se requiere de una gran inversión, pero el retorno ocurrirá en cuanto se reciba el flujo de los nuevos clientes, quizá en un año. Para ello, se sugiere contar con un compromiso de una red de comercializadores que garantice un volumen y justifique la inversión en carros tanques y equipo de distribución.”

Otra opción es identificar a quienes ya distribuyen el combustible de Pemex, así se puede garantizar red de carros tanque y suministro en puntos de venta. “A través de una asociación o adquisición de esta red se podría estar muy rápido en el mercado, porque solo se necesita el tanque de recepción en un puerto y de ahí se puede colgar de una infraestructura existente que ya funciona. Esto compra una velocidad de entrada en el mercado, aunque implica una inversión mayor”, explicó Cruz. Si se eligiera empezar por construir la infraestructura de almacenamiento, el tiempo para lograr retornos sería a mayor largo plazo.

Las oportunidades 

Asociarse con Pemex es otra manera de participar en el sector. “Las empresas que tengan tamaño, visión y creatividad para construir acuerdos con Pemex y reconfigurar las refinerías actuales y hacerlas eficientes, serán los ganadores de este segmento. Incluso podríamos ver empresas que vayan al Mercado de Valores para colocar acciones y financiar este tipo de proyectos.”

Por el momento, en México no se tienen aún empresas públicas para invertir en este sector. “Mientras no salga la Fibra E en oferta pública, el inversionista tendría que voltear hacia afuera, particularmente a mercados como Estados Unidos, donde estas empresas ya operan; sin embargo, no descartamos que en un futuro las haya y pueda ser un privado, una agencia del gobierno o una empresa productiva del estado quien salga al Mercado de Valores.”

Para las energías renovables, el camino es un poco más largo; sin embargo, su crecimiento puede ser incluso de doble dígito, pero tardará en reflejarse en la matriz de combustibles del país. “Hoy ya se tiene algo con el gas carburante y el gas natural comprimido (aunque tiene limitantes en su transporte). En cuanto a los biocombustibles en el país, la base es aún más pequeña”.

Apertura a la inversión

Hoy México vive un momento de oportunidades en el sector energético, en el que no es nada despreciable un país con más de 120 millones de habitantes con un consumo energético importante y zonas urbanas altamente concentradas, como la Ciudad de México, el Área Metropolitana, Guadalajara y Monterrey para invertir.

“Esto es muy atractivo para cualquier productor de combustibles en el mundo. Vamos a ser destino de inversión por los siguientes cinco años, en el área de distribución y venta de combustibles”, concluyó el especialista.

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Por Macarena Quinzaños