A quién no le gusta darse un gusto de vez en cuando, porque para eso trabajamos, esos “gastos hormiga, vampiro o fantasma” nos hacen sentir “felices” un rato pero al momento de hacer cuentas…
Date un respiro, esto no es un regaño de por qué gastas tanto, solo piénsalo: no es el mismo gasto hormiga cuando ibas a la universidad a ahora que eres un adulto independiente. Tus gustos, ingresos y gastos han cambiado.
El gasto hormiga se refiere a esas cosas que repites diariamente, quincenal o mensual que no solemos contabilizar o no le ponemos la atención debida y dejamos pasar de largo. Pero al final son evitables y sustituibles.
Se que te identificarás con alguno: ir por un cafecito, botellas de agua, antojos, compra online compulsiva, loterías, desayunos fuera de casa, la cervecita, servicios de suscripciones (gym, plataformas de video/música, etc.), comisiones de tarjetas de crédito, planes de celular, etc.
De seguro te ha pasado que en tu cartera traes cierto dinero y después del día piensas ¿qué hice con todo lo que traía? o peor aún solo pagué con mi tarjeta :S
Van unos tips para reducirlos:
Sabemos que muchas veces hablar de ahorro parece algo complicado, pero no es imposible evitar esas pequeñas fugas donde se va nuestro dinero, es fundamental identificarlas y canalizarlas al lugar indicado como una cuenta de inversión. Resulta más enriquecedor a largo plazo ir poniendo tu dinero donde crece que ese café que duró tan solo unas horas. Y es que a esto debemos agregar un factor importante: la inflación. Las cosas aumentan su valor y muchas veces se vuelven inaccesibles o un lujo. Si además de ahorrar inviertes, puedes ganarle a la inflación.
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