La historia nos ha demostrado que los inversores con espíritu aventurero, que toman y hacen realidad lo que para muchos son simplemente sueños, pueden tener un gran éxito en la vida.
Siglos antes, la exploración hacia nuevas rutas de comercio, la revolución industrial, son claros ejemplos de que sin personas visionarias que apoyaran su desarrollo, hoy el mundo sería completamente distinto.
En la actualidad existe otro rubro que está en plena efervescencia, la industria tecnológica parece no tener límites y sus alcances abarcan todo el mundo. En los últimos 50 años, las empresas de este segmento han crecido exponencialmente y han detonado en gran medida las economías regionales y del mundo en sí.
Los países saben que para ser competitivos a nivel mundial, deben actualizarse y apoyar el avance tecnológico. Hoy los mercados están en constante adecuación donde la tecnología juega un rol esencial, ahí la oportunidad de negocio y crecimiento para sus economías.
El modelo de Silicon Valley, en California, Estados Unidos, donde se asientan decenas de startups y las empresas más importantes de tecnología en EEUU, se ha replicado en otras naciones que desean una parte de ese mercado tecnológico.
Un éxito que ha tenido California en este sentido, es que al incentivar al sector tecnológico, ha detonado a su vez, el desarrollo de empresas que retroalimentan a esta industria, creando un ecosistema que se potencializa a sí mismo, tornándolo más robusto y a su vez, diversificado.
Un ejemplo es Silicon Wadi, en Tel Aviv, Israel, donde existen un poco más de cuatro mil startups. Estas pequeñas empresas, desarrollan tecnologías innovadoras que alimentan el caudal económico de la región.
Otros sitios que toman muy en serio este concepto son: Bangalore, una ciudad sureña de la India, cuyo talento incluso ha sido exportado, y muchos de ellos, se han incorporado a las filas de Silicon Valley.
China, otro país que va creciendo a pasos agigantados en su sector tecnológico, tiene en Zhongguancun, región al norte de Beijing, una verdadera incubadora de Startups, cuyo número crece mes con mes. Aquí el crecimiento de estas empresas es impresionante, ya que en un corto tiempo -relativamente hablando- algunas de ellas se convirtieron en compañías poderosas.
Por supuesto no podía faltar donde inició la revolución industrial, Londres, en East London Tech City o Silicon Roundabout, el sector da trabajo a más de 700 mil empleados y tiene la virtud de que cuenta con grandes empresas de Estados Unidos que ven en este sitio un lugar para potencializar sus compañías adentrándose al mercado europeo.
En Latinoamérica también existen los intentos para crear estas ciudades tecnológicas, Yachay Tech, en Ecuador, y Chilecon Valley, en Chile, están cimentando su crecimiento con la firme intención de aportar en gran medida a la economía local.
Así, otras ciudades como Moscú, Rusia; Seúl, Corea del Sur; Dublín, Irlanda, Málaga, España, están avanzando en la estimulación de la creación de empresas tecnológicas.
México no se queda atrás, Guadalajara, Jalisco, considerada la Silicon Valley de Latinoamérica, es un ejemplo de crecimiento, basado en la planeación y con un buen respaldo económico. Su desarrollo –como se mencionó- fue esquematizado, a diferencia del modelo en California, que fue madurando de forma orgánica.
Esta región supo crear su propio camino que se convirtió en una ventaja competitiva, dio el salto de ser una zona maquiladora de la industria electrónica, a un verdadero semillero para la creación de empresas tecnológicas que usan y estimulan el ingenio del talento mexicano.
Ahí se diseñan, crean y fabrican diversos componentes para la industria, que son comercializados en el país o se exportan, teniendo buena aceptación debido a su alta calidad, esto por consecuencia, trae una derrama económica, vital para la región tapatía.
Los ejemplos anteriores, son sólo la punta del iceberg de lo que representa el potencial económico de la tecnología a nivel local y mundial.
Sector atractivo
Cifras de un reporte de la Consumer Technology Association (CTA), que es encargada de organizar la feria CES que se realiza todos los años en Las Vegas, Nevada, estiman que al final de 2016, la industria tecnológica podría llegar a la cantidad de 287 mil millones de dólares en ventas.
Esto da buenas señales para invertir en este sector, que a pesar de su historia, donde demostró altibajos, en su futuro no se vislumbra como problemático debido al cambio de hábitos en el consumidor, quien irá adoptando cada vez más la tecnología en su vida cotidiana.
A nivel mundial, este sector ha llamado la atención de inversores, que ven el atractivo de estos negocios que tienen un enorme potencial. Inyectan recursos de manera directa con la esperanza de que sus inversiones puedan ser potencializadas en un corto tiempo.
Una manera de realizar estas inversiones es por medio de los Exchange-Traded Fund (ETF, por sus siglas en inglés), los cuales son instrumentos que operan como un portafolio que cotiza en el mercado de valores.
Estos, se han convertido en productos muy populares en los últimos años entre el público inversionista. Los ETF´s pueden indexar una región, un país, una industria o un estilo de inversión específico.
Entre sus características, hay tres que destacan y que son parte esencial del éxito de este producto: diversificación, simplicidad y menores costos de transacción.
Por Juan Carlos González
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