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La tecnología al servicio de las inversiones

La primera pregunta que nos surge cuando hablamos de tecnología e inversiones es cómo han construido un binomio funcional para el mundo financiero. 

Aquí un breve repaso de esta historia joven, que inició hace más de un cuarto de siglo.

 

El origen real del uso de tecnología en las inversiones

Michael Lewis en su libro Flash Boys nos recuerda algunos episodios del crash de Octubre de 1987, mejor conocido como Black Monday, en el que en una mañana los mercados de valores del mundo cayeron el 20%, sin conocer una razón precisa. Ese día, las Casas de Bolsa de Wall Street, para evitar el daño acumulativo de que más órdenes fueran puestas para vender, descaradamente no tomaron las llamadas telefónicas de sus clientes, causándoles más pérdidas.

A partir de ese momento cambiaron las reglas: comenzó la carrera para poner la tecnología al alcance del inversionista. El objetivo inicial era hacer más transparentes las transacciones realizadas. Ha sido tal su evolución, que incluso hoy las computadoras han reemplazado a las personas en la mayoría de las operaciones bursátiles. Sin embargo, no olvidemos que los sistemas de e-learning no han podido reemplazar a los maestros, ni los pilotos automáticos de los aviones han sustituido a los de carne y hueso.

En México ya cumplimos 20 años de haber sacado a los (elegantemente trajeados y de florido lenguaje) operadores del piso de remates, y en caso de que todavía ande alguno por ahí, siendo honestos, es más de carácter ornamental.

 

No todo es miel sobre hojuelas

A pesar que la historia asume que el inversionista promedio no tiene esperanza de saber lo necesario para que sus inversiones crezcan al ritmo de las de los profesionales, la actualidad nos dice otra cosa. Todo, gracias a un elemento clave: las computadoras y su uso financiero.

En el mundo bursátil, los ordenadores han permitido el uso de herramientas para actuar en otro plano (y servir a la mente humana), donde haya mayor eficiencia, capacidad de auditoria, registro y seguimiento. También, menores costos. Pero, sobre todo, nos ponen cada vez más lejos de aquellos que todavía usan el teléfono y las relaciones públicas como mecanismo de operación y de obtención de información de mercado.

Alexander Elder, escritor y trader, también nos habla del impacto de la tecnología en las inversiones. Este financiero acuñó el “Mito del Piloto Automático”, en el que retrata la falacia en la que viven aquellos que creen que los sistemas automatizados de trading pueden ser casi usados como si fueran máquinas de imprimir billetes, equivalente a los caballeros medievales que pagaban a alquimistas para obtener el secreto de convertir metales básicos en oro.

 

¿Hasta dónde llegaremos?

El futuro de la tecnología en las inversiones apunta a mayor eficiencia, velocidad y alcance y aunque muchas de estas herramientas y técnicas parecieran ser lejanas al inversionista individual, creo que esto no es así, ya que hay retos sobre estrategia tecnológica que son alcanzables. Sin embargo, es obligación del inversionista entender las herramientas disponibles para tener una ventaja competitiva en el ejercicio correcto del manejo de sus inversiones.

 

Por Héctor Casavantes

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