En medio de un entorno internacional volátil, la desaceleración china, la caída de los precios del petróleo.
El aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) y la fuerte apreciación del dólar frente a todas las divisas, los mexicanos nos preguntamos a dónde va a parar el valor del peso y qué pasará con nuestra economía.
Para ello, Óscar Silva, socio de Global Strategy Group de KPMG en México nos explica la otra cara de la moneda, en la que la depreciación del peso también tiene consecuencias positivas y juega un papel importante en la sólida estrategia macroeconómica con la que cuenta nuestro país.
Sin duda, el sector exportador es el primer beneficiado de esta pérdida del valor del peso. “Con este tipo de cambio, nuestros productos se hacen más competitivos. Se necesitan menos dólares para adquirir pesos. Seguramente van a incrementarse las exportaciones. Esto es positivo para industrias meramente exportadoras en México, como la automotriz, la de electrodomésticos, la electrónica, la agroindustria, la maquiladora y la aeroespacial”, explica Silva.
Y es que al ser el peso una de las monedas más golpeadas recientemente, los precios de los productos mexicanos se vuelven más competitivos, incluso comparados con aquellos de otros países emergentes.
Asimismo, no solo significa un aumento en las exportaciones, sino que México resulta más atractivo para que nuevas empresas instalen sus operaciones de manufactura, las amplíen o se abra el apetito por adquirir otras compañías o insumos.
“Con la depreciación de nuestra moneda, se vuelve más atractivo hacer inversiones en el país. Esto no significa que sólo porque el peso vale menos hoy, las empresas ya vengan a instalarse. La depreciación es un factor de corto plazo; sin embargo, si a esta situación añadimos que el país cuenta con una solidez macroeconómica y que el Banco de México y la Secretaria de Hacienda han dado respuesta coherente y oportuna a las políticas monetarias y por lo tanto se está dando mayor certidumbre a los inversionistas, entonces sin duda México es un destino de inversión mucho más atractivo”, apunta.
Ingresos del extranjero
Por su parte, las remesas son una de las principales fuentes de ingresos para el país y es otro elemento que se ve fortalecido con esta situación. “Las remesas que recibimos se traducen en más pesos y esto fomentará el consumo interno a través de toda la gente que recibe dólares del exterior”. Lo mismo sucede con el turismo. El extranjero que trae dólares, al convertirlo a pesos tiene más dinero para gastar.
A decir del especialista, la situación peso-dólar también fortalecerá la relación con Estados Unidos “esto permite que vean a México como un socio comercial más interesante. Estados Unidos volteará ver a México antes que a Canadá o China, por ejemplo. No sólo por nuestra ubicación geográfica, sino también por lo accesible que se vuelve el mercado”.
Desplome del peso
Con respecto a la depreciación del peso mexicano, Óscar Silva señala que tiene confianza en que el tipo de cambio se va a estabilizar. “Va a haber una franja de flotación (siempre la hay) entre los 18 y 19 pesos en los próximos meses o por lo menos durante el 2016. Salvo que surja un evento macroeconómico que no estemos previendo”, finaliza el experto.
Ahora ya sabemos que aunque la situación económica nos parezca complicada, todas las monedas tienen dos caras y pueden jugar a nuestro favor. La combinación de la ubicación geográfica junto al país con mayor poder adquisitivo, el entorno internacional volátil, la solidez de las políticas macroeconómicas mexicanas y la depreciación del peso frente al dólar convierten a México en un interesante destino de inversión y un importante socio comercial, por encima de muchas otras naciones.
Por Macarena Quinzaños
Comparte: