Una inversión adecuada depende de la situación financiera e individual del interesado. Lo más recomendable es analizar y elegir las opciones que te permitan obtener los mejores rendimientos de acuerdo a tu estrategia y perfil inversionista.
Existen diversos instrumentos de inversión; desde los más seguros, como los Certificados de la Tesorería (Cetes), emitidos por el gobierno federal, con rendimientos que rondan 8%, o bien, hasta la compra de acciones de empresas que cotizan en las Bolsas de México: Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Bolsa Institucional de Valores (BIVA); cuyas ganancias superan 18% anual; pero que están sujetas a episodios de volatilidad e incertidumbre provocados por hechos o conflictos internacionales.
En cualquier caso, se requiere del servicio de una Casa de Bolsa junto a sus asesores; quien, además de brindar asesoría, ayuda a los clientes a invertir.
El asesor es quien ayuda a definir el perfil de inversionista y de volatilidad: conservador, moderado o agresivo; y para llegar a un resultado personalizado, el asesor debe de realizar preguntas al inversionista sobre su capacidad financiera, conocimiento y experiencia en inversiones, así como sus necesidades y objetivos, entre otros temas.
Según las respuestas, el asesor propone uno o varios esquemas de inversión.
La regla de estos esquemas es diversificar las inversiones. Es decir, seleccionar varios instrumentos de inversión o portafolios, que ayuden a disminuir el peligro de una eventual pérdida; ya que mientras uno baja, el otro debe subir.
Diversificar significa “no meter todos los huevos en la misma canasta”. En un supuesto en el que se cuenta con 1 millón de pesos para invertir y se utiliza todo para comprar acciones de una sola empresa, se puede esperar que, si baja la cotización de esa empresa o si la empresa quiebra, toda la inversión registraría una minusvalía o pérdida. Es decir, la rentabilidad dependerá de los resultados de una sola empresa. Sin embargo, si se divide el millón de pesos entre varios instrumentos, la rentabilidad dependerá del promedio de rentabilidad de todos. Las ganancias de unos pueden compensar las posibles pérdidas de otros.
Se llama cartera al conjunto de instrumentos financieros que un inversor mantiene en un momento determinado: acciones, bonos, fondos de inversión, depósitos bancarios, plan de pensiones, etc.
Es posible tener unos títulos de mayor riesgo, otros más seguros, pero con menos rentabilidad, unos a corto plazo, otros a medio y otros a largo. Lo importante es que el conjunto de la cartera corresponda a tu perfil de inversión y te permita ir atendiendo sus necesidades a medida que éstas se presentan.
Con diferentes categorías de activos
Es decir, mantener una combinación de renta variable, renta fija y activos del mercado monetario, en unas proporciones que dependerán de tu perfil de inversor.
Con diferentes títulos
Combinar títulos con diferentes niveles de riesgo, rentabilidad y liquidez: acciones de distintas empresas, bonos y obligaciones de diferentes emisores y con distintos vencimientos, diferentes tipos de fondos de inversión, etc.
Diversificación de sectores
Según los ciclos económicos, unos sectores de actividad tienen más éxito que otros. Por ejemplo, durante épocas de recesión lo normal es que las empresas que producen bienes de primera necesidad (alimentos, energía) sufran menos que las empresas de construcción o las tecnológicas. Sin embargo, si la economía va bien, estas últimas pueden prosperar mucho y sus acciones pueden producir una rentabilidad superior a la media. Mantener títulos de empresas de diferentes sectores evita que la posible crisis de un sector afecte a toda la cartera.
La posibilidad que se tiene de mantener una cartera bien diversificada estará condicionada por la capacidad económica. No todo el mundo dispone del dinero suficiente para invertir en muchos títulos. Pero, aunque sólo puede adquirir dos o tres productos, hay que procurar que exista cierta diversificación entre ellos.
No puede decirse que ninguna opción de inversión es buena o mala, dentro de una estrategia puede haber de todo tipo de desenlaces; por eso, la decisión del inversor siempre ha de tomarse de acuerdo a sus objetivos, sus posibilidades y el nivel de volatilidad que esté dispuesto a aceptar.
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