- Hola
- Sr. McNate, ¿es usted?
- Sí, ¿en qué puedo ayudarle?
- Mi nombre es Jordan, me apellido Belfort, y soy agente de una casa de bolsa, también soy el mejor y lo haré millonario…
Estas líneas parecen extraídas del dialogo de una película. Si vieron el Lobo de Wall Street tendrán la respuesta. Sin embargo, también fueron muy escuchadas (y pronunciadas) para promover acciones. No hay nada malo en querer tener una fortuna, pero la forma más segura de formar un patrimonio cuantioso es trabajando. Adicional a eso, podemos colocar nuestro dinero en un lugar donde tendremos la oportunidad de seguirlo robusteciendo. ¿Dónde? La Bolsa.
Invertir en la Bolsa es un concepto muy genérico. Sin embargo, existen muchas alternativas en ese mercado, que tiene como finalidad que la oferta y la demanda de títulos tengan un orden en donde haya transparencia y certidumbre para quienes desean comprar y vender títulos, que principalmente son acciones.
En el mundo hay dos formas en que las empresas pueden hacerse de recursos. Una es emitiendo instrumentos de deuda, que son un compromiso de pago a un plazo establecido a los tenedores que adquirieron el título.
La otra, y es la que nos ocupa, es emitir títulos que forman parte del capital social de la empresa, que permite a un inversionista comprarlos y así adquirir varios derechos. Es decir, se vuelve socio de la empresa o accionista, y en consecuencia el dinero que invirtió irá de la mano del comportamiento que tenga esa firma, ya sea bueno o malo.
“El primo de un amigo invirtió en la Bolsa y lo perdió todo”. ¿Cuántas veces no hemos escuchado este comentario?, que, aclaramos, puede ir más allá de una leyenda urbana. ¿Es probable que eso haya ocurrido? Sí, mucho. Aunque también, para que esto sucediera, el inversionista debió haber invertido todo su dinero en una sola empresa… mala idea.
No importa qué tan grande sea la firma en la que pensamos invertir a través de la compra de acciones, siempre existirá la posibilidad de que ésta quiebre. Por eso, la Bolsa debe ser una herramienta de diversificación. Recuerda que jugar volados deja dos opciones: gano todo o pierdo todo.
El próximo año estoy por cumplir 38 años. Cuento esto, porque si mi padre hubiera puesto 10 dólares americanos en el Standard and Poors 500 (S&P 500), que es el índice norteamericano que se compone de cientos de empresas, hoy esos 10 dólares se habrían transformado en casi $7,000. Este tipo de datos son los que ejemplifican perfectamente por qué el largo plazo es la única vacuna contra la volatilidad que los ciclos económicos tuvieron, tienen y tendrán.
Teniendo en cuenta esto, es indispensable entender que la inversión en Bolsa es a largo plazo.
Cuando vamos con un sastre lo que buscamos es que nos confeccione la prenda de nuestro agrado a la perfección. Eso mismo tendrá que hacer un asesor especializado, de preferencia que forme parte de una institución que demuestre tener la experiencia necesaria para ganarse su confianza.
En conjunto, definirán si la inversión en Bolsa es la adecuada para usted. Y si lo es, en qué proporciones y a través de qué instrumentos llevarla a cabo.
Por Casa de Bolsa Finamex
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