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Crisis en Brasil, ¿oportunidad para México?

La crisis en Brasil ha dado pie a que México pueda tomar ventaja a una competencia más equitativa frente al país sudamericano.

Especialmente en la carrera por atraer mayores inversiones en América Latina.

“Cuando se hacen inversiones, las decisiones no se toman solo por los retornos, sino también, por los riesgos asociados a esos retornos. Hoy México está ofreciendo una relación retorno-riesgo muy interesante y sigue siendo una de las economías más estables de América Latina. Hace tres años, cuando se iba a hacer una inversión en la región, competían México y Brasil y se decidían por Brasil. Esto está cambiando y México está ocupando el primer lugar para muchos inversionistas. Aunque, claro, no descartamos que en el mediano y largo plazo Brasil recuperará su fuerza”, asegura Óscar Silva, socio líder del área Global Strategy Group de KPMG en México.

El entusiasmo por la economía brasileña estuvo sustentado por los pronósticos que se hacían de su crecimiento, basado en las relaciones comerciales con China, la fuerza de promoción del término BRIC y el impacto del Mundial de Fútbol, que se esperaba positivo para su economía. Sin embargo, detrás de ello venía forjándose una burbuja que terminaría por detonar la crisis económica actual. A ello se le añadirían el escándalo político de su presidenta Dilma Rousseff, quien ha sido sustituida por el Vicepresidente Michel Temer, mientras atraviesa un juicio político por el maquillaje de cuentas públicas; y un mal manejo de las finanzas públicas e incremento del gasto desde su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva.

“El mercado ya venía dando señales de calentamiento en sus precios, permitieron mucho avance del crédito y los precios eran muy altos. Además, la inversión en infraestructura para los eventos deportivos y el gran gasto público implicó una fuerte deuda para la nación”, indicó Silva, de KPMG.

En ese sentido, el nivel de deuda pública en Brasil se incrementó a 70% del PIB en 2015 y se estima que podría aumentar a cerca de 90% hacia 2025. La gran dependencia de la economía brasileña en los commodities no jugó a su favor. Se creía que la demanda china era insaciable y, luego de la desaceleración del gigante asiático, terminó por impactar negativamente a Brasil.

“Las economías que dependen en gran manera de los commodities son mucho más vulnerables porque no pueden controlar esos precios, que se determinan a nivel internacional. Una economía sana es aquella que está más diversificada y apoyada en la manufactura, como ha sido el caso de México, que ya tiene una dependencia menor del petróleo. Esto es clave porque permite tener diversos ingresos y controlar un poco más el impacto en los precios”, explicó el especialista.

Asimismo, la economía brasileña se contrajo en un margen de 3.8% en 2015, y los pronósticos para este año están lejos del optimismo. Se tiene una tasa de desempleo que ha alcanzado el 11%, además, existe un gran desconfianza del consumidor y una tasa de inflación también muy elevada.

Caso contrario, en México se registra crecimiento. Aunque no espectacular, sí mejor que el brasileño, de alrededor del 2.7%, y una tasa de desempleo de 3.7 por ciento.
Los inversionistas en Brasil esperan y evalúan con cautela el desenvolvimiento de la economía. “Creemos que muchas inversiones que estaban destinadas para Brasil están siendo racionalizadas o detenidas en espera de ver qué sucede. Aunque creemos que el factor político con Dilma R. está dando señales positivas a los mercados, porque envían un mensaje de que no se va a permitir la corrupción. Y eso es un tema muy importante en países emergentes como México y Brasil. Sin embargo, el asunto político por sí mismo no va a reactivar la economía. Veremos si ahora con los Juegos Olímpicos puede reactivarse algo. Brasil tiene muchos temas estructurales que necesitan más tiempo para resolverse”, señaló.

En el panorama de México se visualizan mejores expectativas de crecimiento, aunque también, recortes al gasto, reformas estructurales, así como una economía diversificada, importante bono demográfico y buena estabilidad macroeconómica, lo que significa que es una buena opción para recibir las inversiones que Brasil, por ahora, no puede albergar.

Algunos de los sectores claramente identificados son el automotriz, donde México ya ha rebasado el volumen de producción brasileño, el de electrodomésticos y en general las manufacturas de exportación. También, podrá verse beneficiado el sector farmacéutico en México.

“Brasil sigue siendo muy proteccionista con sus inversiones, eso también provoca que los inversionistas volteen hacia otras economías. Vemos un muy buen momento para México. Las proyecciones son que la inversión en México va a continuar incrementando a ritmos más acelerados que los de Brasil. Aunque es preciso tomar en cuenta que nunca vamos a llegar a los niveles de Brasil. Simplemente por población, Brasil ya es una economía mucho más grande que la nuestra; pero en términos relativos sí creemos que México, aún con sus propios conflictos, seguirá por buen rumbo”, concluyó el especialista.

 

Por Macarena Quinzaños

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