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¿Cómo inviertes según tu perfil?

¿Qué harías si el día de hoy tu inversión perdiera un 20%? ¿Dormirías tranquilo?

Por increíble que parezca, la respuesta a esa pregunta puede determinar en buena medida tu perfil como inversionista: agresivo, conservador, patrimonial, activo, pasivo…

Bien dice Sofía Macías, autora de Pequeño Cerdo Capitalista / Inversiones: “A nadie le gusta aceptar que es ‘conservador’, porque siente que le dijeras ‘abuelita en camisón’, y a cualquier persona que le preguntes te va a decir que le gusta el riesgo… y la verdad es que les gusta, pero en el portafolio del vecino”.

Lo cierto es que antes de iniciar a invertir, es vital que tomes en cuenta una certeza que hallarás en cualquier portal financiero o que te dirá cualquier asesor calificado: el tipo de inversionista que eres se relaciona con tres factores básicos, 1) el riesgo, 2) el plazo 3) los instrumentos financieros que eliges.

¿Quieres acciones? Entonces eres como Warren Buffett. ¿Prefieres bienes raíces? Entonces te asemejas a muchos mexicanos que han visto en esta inversión una buena oportunidad ¿Quieres un ejemplo accesible? La actriz Sandra Echeverría decidió apostar por los bienes raíces y ello le permite conjuntar su pasión –la actuación– con una nueva faceta como productora de cine y de teatro.

Así las cosas, hay quienes son más arriesgados y prefieren apostarlo todo (aunque ojo: “apostar” no es un verbo que aplique para las inversiones) para ganar con los cambios que ofrece el mercado financiero. Otros son más conservadores y prefieren ganar, de forma constante, un ingreso (aunque están conscientes que en el camino podrían perder poder adquisitivo, tal como sucedió hace muchos años con los pagarés y ahora pasa con los cetes).

Perfilarte como inversionista te facilita la vida: hallarás el nivel de riesgo con el que te puedes sentir cómodo, y además te ubica en tu horizonte de inversión. Por ello, revisa detenidamente las características que posee cada tipo de inversionista…

A) ¿Conservador o agresivo?

Agresivos. Les gusta el riesgo y la posibilidad de obtener altos rendimientos en el largo plazo, aunque exista la posibilidad de minusvalía.

También los caracteriza que buscan obtener el mayor rendimiento en el menor plazo. Son altamente tolerantes al riesgo; y al buscar altos rendimientos, están dispuestos a asumir variaciones importantes en sus inversiones a cambio de tener una elevada rentabilidad en el largo plazo. Para que eso sea posible, asumen más riesgo. Así, la conformación de su portafolio se realiza con instrumentos de renta variable, como futuros e instrumentos del mercado de capitales (acciones), y si la situación lo permite, apuestan por las divisas, ya que perciben altos ingresos.

  • Su kriptonita: como se la pasan invirtiendo en instrumentos sofisticados, la volatilidad es su peor enemigo, pues en una de esas pueden perder más de lo que tienen.
  • Su balsa de salvación: su solvencia. Si no la tienen, prefieren no arriesgarse.
  • De acuerdo con el portal de la Condusef: no requiere tener disponible su dinero en el corto plazo, por lo que invierten a largo plazo y programan con anticipación sus retiros.

Moderados.  Les gusta mantener una pequeña parte de sus inversiones líquidas (disponibles a corto plazo) y otra parte mayor a mediano plazo, con riesgo moderado.

Ellos sí deciden asumir ciertos riesgos a un mediano plazo, aunque rara vez ponen en peligro su patrimonio. Es decir, buscan obtener buenos rendimientos, pero sin asumir un elevado riesgo, procurando mantener un balance entre rendimiento y seguridad.

Por lo general son profesionistas con ingresos estables, capaces de ahorrar.

  • Su kriptonita: las fluctuaciones del mercado que no les generan ganancias.
  • Su balsa de salvación: la cautela durante la toma de decisiones. Por eso prefieren los instrumentos de deuda (bonos gubernamentales y fondos de renta variable) así como metales y bienes raíces. En su caso, los fibras son una excelente opción:
  • De acuerdo con el portal de la Condusef: las pérdidas en el corto plazo no las consideran algo malo, si en el largo plazo saben que obtendrá ganancias.

Conservadores. Prefieren los rendimientos estables y los plazos cortos. Les da pánico perder y prefieren ganar menos, pero no andar viendo números rojos.

Para ellos son ideales los instrumentos como los bonos gubernamentales y los depósitos a plazos fijos. Se dice –con razón– que este inversionista renuncia a la rentabilidad (e incluso prefiere perder un poco con respecto a la inflación) por lo cual su patrimonio tarda mucho tiempo en crecer. Aquí caben los jubilados, los padres de familia con múltiples dependientes y los jóvenes poco aventurados.

  • Su kriptonita: instrumentos con alta volatilidad, como futuros y acciones.
  • Su balsa de salvación: la seguridad. Casi patológicamente tienen reducida tolerancia al riesgo. La más mínima oscilación los saca de sus casillas
  • De acuerdo con el portal de la Condusef: prefieren las inversiones que reporten rendimientos fijos o previsibles, como depósitos a plazo fijo, fondos de inversión de deuda o cetes.

B) Por estrategia de inversión

Activos:

  • Prefiere invertir sus recursos en una actividad que le generará una mayor rentabilidad, pero él deberá asumir el riesgo por el desarrollo de dicha actividad y deberá disponer de tiempo para ello.
  • Se encargan de sus finanzas o eligen personalmente a sus consejeros financieros.
  • Se les puede llamar tomadores de decisiones ante los cambios de mercado y variación en sus portafolios.
  • Sostienen que la Bolsa pasa por etapas de “euforia colectiva”, donde todo el mundo quiere comprar acciones y éstas alcanzan precios “irracionalmente altos”. En consecuencia, ellos no siguen a la corriente.
  • Dedican tiempo a sus inversiones: les dan seguimiento riguroso.
  • Emplean herramientas financieras como el análisis técnico y el fundamental para con base en ello seleccionar los activos de su cartera
  • Con base en lo anterior, determinan el porcentaje correcto y buscan los momentos adecuados para comprar y vender.

Pasivos.

  • Una vez que armaron una cartera óptima, dejan que el tiempo haga su trabajo.
  • Por tanto, participan de las actividades que otros realizan, optando por lo general por los fondos de inversión, donde las carteras ya están armadas.
  • No tienen tiempo de analizar el comportamiento del mercado
  • Tampoco tienen tiempo para seleccionar los instrumentos.
  • Aseguran que no es posible identificar cuándo la Bolsa está barata o cara; sostienen que uno puede equivocarse al anticipar alzas o bajas bursátiles.
  • Optan por el largo plazo: así dejan madurar su portafolio.

Al final, es muy probable que inicies con un perfil conservador, pero después te des cuenta de que puedes aguantar variaciones en el mercado financiero y moverte (aprendiendo, desde luego) hacia inversiones más agresivas. O puede ser al revés. Lo importante en todo caso es que te decidas a invertir.

 

Por Edgar Apanco

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