El Foro Económico Mundial WEF (por sus siglas en inglés) o Foro Davos, es una organización sin fines de lucro creada en 1971 por el economista Klaus Schwab.
Tiene sede en Ginebra, Suiza, y se encuentra bajo la supervisión del Gobierno Federal suizo y un organismo de control integrado por 22 miembros.
La organización se encuentra financiada por 100 empresas líderes, que en conjunto suman cinco mil millones de dólares de facturación anual.
Entre otras asambleas que organiza, se distingue por su reunión anual conocida como Foro Davos, pues se lleva a cabo en el Monte de Davos, Suiza. Y también está avocada a la investigación y generación de informes sobre las realidades y tendencias de la economía, la política y la sociedad actual.
A este Foro, creado en 1991, acude la élite global, que incluye personajes y líderes de la política, la economía, los negocios, los medios de comunicación y la sociedad civil, para discutir las principales tendencias y riesgos que dictarán las reglas en el mundo y la sociedad en los próximos años. Todo esto con el objetivo de crear un entendimiento compartido y de colaboración entre países y sectores que permitan un mayor desarrollo del hombre.
Desde entonces se ha convertido en un espacio para la discusión, el análisis, la exposición de los principales problemas mundiales, la firma de acuerdos y el desfile de las naciones, a través de mesas de discusión, conferencias, paneles, debates y encuentros bilaterales.
Reunión bajo riesgos
Este año, el Foro Económico Mundial celebró su 46° edición, del 20 al 22 de Enero, en medio de un ambiente de volatilidad en los mercados, riesgos de una nueva recesión y el miedo a un ataque terrorista como el que se presentó en París.
Los temas que circularon en sus conferencias y mesas de discusión abarcaron desde la tecnología y el calentamiento global hasta la caída de los precios del petróleo, la recesión china, la migración, la igualdad de género y la salud.
A él acudieron más de dos mil 500 participantes de alrededor 100 países y más de 40 gobernantes. Solamente cuatro países de América Latina enviaron representantes a esta asamblea: Colombia, México, Brasil y Chile.
En ese sentido, el presidente Enrique Peña Nieto encabezó a la delegación mexicana, acompañado por el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens; los secretarios de Hacienda, Luis Videgaray; de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y el de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal.
¿Qué se dijo en Davos?
En la agenda de esta cumbre, el tema central fue la Cuarta Revolución Industrial, es decir, la era de innovación y robótica por la que atraviesa el mundo y que bien se resume como la transformación de todos los sectores a la era digital.
El presidente y fundador del WEF describió esta revolución como “la fusión de las tecnologías a través de los mundos físicos, digitales y biológicos, lo que está ocasionando un impacto dramático sobre los sistemas políticos, sociales y económicos”.
Los avances en las nanotecnologías, la inteligencia artificial, los drones e impresoras 3D, por citar algunos ejemplos, en los próximos cinco años generarán una disrupción tecnológica tan fuerte que se realizarán cambios estructurales en todas las dimensiones de la sociedad, y especialmente en el ámbito laboral, según se discutió durante el Foro.
Se calcula que en esta cuarta revolución (luego de la revolución de energía de vapor, la electricidad y la electrónica) se reemplazarán cerca de siete millones de puestos de trabajo antes del 2020, en los 15 países más industrializados de nuestro planeta.
Los primeros empleos en desaparecer serán aquellos que son manuales y repetitivos. Sin embargo, en todas las revoluciones se han reemplazado unas labores pero también han surgido nuevas y más especializadas. Según las perspectivas en Davos, los más beneficiados serán los trabajos relacionados con la informática, la ciencia, la ingeniería, las matemáticas, el diseño y comunicación visual y digital, entre otros, y los sectores de servicios y productos que ayuden a mejorar la vida de las personas.
También se abundó, que esta revolución industrial tendrá un impacto menor en las economías desarrolladas, contrario a lo que sucederá en los mercados emergentes (América Latina y Asia), donde se podrían ver grandes afectaciones por la reducción de la ventaja competitiva que significa la mano de obra barata.
Crisis y desaceleración en Asia
De lo que todos hablaron en los salones en Davos, como un secreto a voces y una notable preocupación generalizada, es del riesgo de una nueva recesión mundial debido a la debilidad del crecimiento registrado luego de la crisis del 2008; la desaceleración china, que necesitará más tiempo para resolver sus problemas rumbo a una mayor apertura financiera y un modelo de crecimiento de mayor demanda interna; así como la pérdida que significa para los países la caída del precio del petróleo.
Se dejó ver que las previsiones de crecimiento no serán mayores a las del 2015. Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) previo a la reunión, publicó sus estimaciones de crecimiento global y las situó en 3.4 por ciento. Mientras que los pronósticos para Estados Unidos oscilan en un 2.2% y para China en seis por ciento.
Los funcionarios chinos insistieron durante esta reunión en que se trata solamente de un problema al comunicar sus políticas y no tanto de problemas para adaptarse a la nueva normalidad de crecimiento más bajo.
Aunque se ha registrado una fuga importante de capitales de China (676 mil mdd), caída de su reserva, y los especialistas alegan una falta de estructuras y conocimiento necesario del país para liberalizar sus mercados y cambiar el modelo económico.
Depreciación del crudo
Durante el Foro, se tocó el tema de la caída en los precios del petróleo, la cual suponen traerá consigo una ola de quiebras en el sector, debido a que forzará a muchas compañías a suspender pagos y se generará inestabilidad. Por su parte, los países emergentes deberán lidiar con la desconfianza de los inversores y volverse a mostrar atractivos y frenar la salida de capital.
También se hicieron planteamiento para evitar una guerra entre divisas, pues podría generar conflictos entre las diversas economías, especialmente para aquellas que tienen su deuda en dólares como Brasil, Sudáfrica y Turquía. Asimismo, se llegó a un consenso sobre las cuatro rebajas de tipos de interés que se esperaban por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, los expertos esperan que se reducirán a dos como máximo.
Cambio climático y migración
El estudio de Riesgos Globales presentado durante el Foro, reunió las perspectivas de 750 especialistas sobre el impacto de 29 problemáticas globales prevalecientes para la siguiente década y su interrelación. El reporte está dividido en cinco categorías: económico, ambiental, geopolítico, social y tecnológico.
Según el informe, la incapacidad de enfrentarse y prepararse para las consecuencias del cambio climático será en potencia el riesgo más costoso y con mayor impacto para la economía global en los próximos diez años.
Esta es la primera ocasión, en 11 años que se lleva elaborando el estudio de Riesgos Globales, que el tema ecológico ocupa el primer puesto. El riesgo del cambio climático implica el aumento en crisis de agua, escasez de alimentos, crecimiento económico limitado, cohesión social debilitada e incremento de los riesgos de seguridad.
En la lista de riesgos con el mayor impacto potencial, al cambio climático le presiden los daños de las armas de destrucción masiva (2do. sitio), las crisis del agua (3era. posición), las migraciones involuntarias a gran escala (4to. puesto) y un importante shock en el precio de la energía (5to. lugar).
Sin embargo, en términos de probabilidad, el primer lugar de la lista de riesgos lo ocupan las migraciones involuntarias a gran escala, forzadas por los conflictos bélicos, en Europa, Medio Oriente y otras regiones. Según informa el estudio, durante el 2015 se tuvieron 60 millones de desplazados por todo el mundo, un 50% más de los que se tuvieron a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Refugiados darán impulso
Asimismo, entre las discusiones del Foro se mencionó que si bien la migración puede representar varios problemas, también puede tener un impacto económico positivo a corto plazo; y su impacto positivo a largo plazo dependerá de la capacidad que tengan los países europeos de integrar a estos refugiados en el mercado laboral.
De acuerdo con datos del FMI, los gastos que se derivan de los servicios que prestan los países a los refugiados provocarán un aumento del PIB del conjunto de la Unión Europea de un 0.1% en 2017 aunque el impacto será mayor en aquellos países que son destino final de los refugiados.
Los especialistas calculan que para 2020, el PIB de Alemania, Suecia y Austria puede verse incrementado entre un 0.5 y un 1.1%, lo que se traduce en un notable impulso para estas economías.
Por Macarena Quinzaños
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