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¿Qué afecta el precio de una acción?

Cuando estaba en la universidad, en mi país pasaban una telenovela colombiana, que fue un gran éxito en todo el continente.

En Cuba la hora de la telenovela es como la del futbol en México, o la de "Antes muerta que Lichita". “Café con aroma de mujer” tenía, por supuesto, buenas historias de amor, desgracias, desencuentros, pero más allá de todo ello, mi profesora de negocios la usaba para mostrarnos cómo funcionaba la volatilidad en el precio de un producto bajo condiciones climáticas que pueden revertir el resultado de una cosecha.

El precio del café podía estar en la cima, que si había algún evento meteorológico que amenazara los cafetales, bajaba radicalmente. Siempre había la posibilidad de que al final la cosecha se diera, pero el precio ya había caído en las bolsas de valores. Se especulaba con el fenómeno climático. En esto, unos ganaban mucho, y otros lo perdían todo. Ocurre hoy día justo con el café y la roya, una plaga que en México y Centroamérica ha afectado muchas producciones, pero también el valor de un producto de buena calidad en el mercado.

Unos años después, cuando empecé a escribir de economía, por el tiempo de la crisis financiera de 2007 quizás, leí varios estudios sobre qué pasa con los precios de productos como el dólar o el petróleo. Fue sorprendente saber que más del 30% del valor del petróleo depende de la especulación, y esta a su vez de múltiples factores de tipo geopolíticos.

Los últimos años de amplios conflictos en el Medio Oriente, zona petrolera tradicional por excelencia, han sido un claro ejemplo. Si varios países se pelean por los pozos del oro negro y el suministro del mismo, su valor aumenta; lo mismo si ocurre un atentado, explota una bomba en una nación productora, pues el mercado prevé la poca disponibilidad del producto, y reacciona al alza.

Un año muy volátil

En 2015 hemos tenido una muestra que se va al lado contrario. Con el descubrimiento de nuevos yacimientos y otras formas de explotar el petróleo profundo, que ha dado a Estados Unidos autonomía en el consumo, los precios han caído estrepitosamente, por encima del 50% en un año. En esto influyen las guerras de precios entre naciones como el gigante del norte y organismos como la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), que luchan por mantener un nivel beneficioso de precios para cada quien, en detrimento de otros que viven de la renta petrolera, pero no les sobra como para esperar a que el valor se equilibre.

Es importante tener en cuenta que los commodities, además, se venden en los mercados de futuro, lo que permite especular con su valor en el tiempo, por encima de las condiciones geopolíticas actuales y a algunos, protegerse contra las mismas condiciones o las que eventualmente surjan.

El caso del dólar es otro buen ejemplo muy presente en nuestra cotidianidad. En la espera de que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos cierre la laxitud monetaria que ha mantenido en los últimos años, y empiece a subir sus tipos de interés, el dólar, que sigue siendo una moneda considerada segura, se ha apreciado frente a las divisas emergentes. Pasó otro año en el que la Fed no hizo realmente un movimiento brusco de su política, sin embargo, la volatilidad en el tipo de cambio fue, más que constante, creciente en algunos periodos en especial.

Fenómenos como los antes expuestos ocurren a diario en los mercados bursátiles, impactando los precios de las diferentes acciones que en ellos se cotizan. Pueden ser el mal manejo interno de algunas compañías, escándalos de corrupción dentro de otras, el posible descalabro financiero de un país, o la entrada en recesión. Asimismo, la política aplicada por los gobiernos que favorece o no la inversión en determinados territorios (Argentina, Venezuela, Grecia). La escasez o abundancia de productos del mercado primario, como las materias primas. La caída de una industria, como ocurrió con las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, que llevaron a la quiebra a importantes bancos comerciales y de inversión. La baja económica de un gigante como China, o las malas políticas monetarias japonesas.

La lista de factores puede ser interminable. Si eres un inversionista de a de veras, tienes que estar enterado de qué ocurre en el mundo, en tu país y en tu casa. Tú eres al final parte del mercado. Esta es una buena remembranza para apoyar aquella máxima de las inversiones: es imprescindible no poner todo tu dinero a una sola acción, o como se dice popularmente en el medio: “no poner todos los huevos en una misma canasta”.

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Por Gabriela Guerra Rey

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