Después de haber trabajado toda la vida, nadie quiere que su jubilación sea mediocre. Menos aún, tener que seguir trabajando para vivir.
Después de los 65 años queremos concentrar nuestra energía en pasear, disfrutar y descansar; es momento de ver los frutos de toda una vida de esfuerzo.
Pero la realidad es que en México el retiro de ensueño está lejos de lograrse, a menos de que cada persona adopte mecanismos paralelos a la Afore, como inversiones diversificadas. Así podrán asegurar una vejez digna.
Actualmente en nuestro país, sólo 27% de los adultos mayores de 60 años recibe pensión. Sin embargo, solamente el 7% recibe una pensión con la que puede vivir dignamente.
Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), señalan que México es uno de los países donde más adultos mayores tienen que trabajar para subsistir.
En el escenario de las Afores (para quienes empezaron su vida laboral a partir de 1997), solamente 33% de la Población Económicamente Activa (PEA) cotiza en alguna Institución de Seguridad Social obligatoria.
Hoy la aportación obligatoria es de 6.5% del salario base de cotización del trabajador, pero esto solamente dará una retribución, poco menor a 30% del último salario mensual. Esto resulta insuficiente para jubilarse tranquilamente. Según datos de la OCDE, para un retiro digno se debe aspirar a obtener, por lo menos, 70% de nuestro salario mensual.
Las aportaciones voluntarias pueden contribuir a hacer la diferencia en el tipo de pensión que recibiremos. Aunque también ahí el panorama es desalentador: en México el trabajador sólo aporta aproximadamente un 1% de su salario.
Por Macarena Quinzaños
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