Queda claro que México, y su economía, aún enfrentan muchos retos. Entre éstos, sortear a diario el alza de la divisa estadounidense, los precios bajos del petróleo, aunado a temas locales como seguridad y confianza en las instituciones.

Sin embargo, a pesar de los aspectos negativos (o que todavía no están resueltos), el Banco Mundial, en su reporte Perspectivas Económicas Mundiales, ha dicho que debido al tamaño de su economía, la favorable expansión que la economía mexicana experimentará, podría compensar el débil desempeño que se anticipa en la región de Sudamérica.

Reformas, tarea pendiente

Para lograrlo, según el reporte, se deberá continuar favoreciendo la atracción de más inversión extranjera en el sector energético, uno de los grandes retos que ha traído la Reforma Energética. Además, menciona que debe tomarse en cuenta la importancia de un peso débil y el fortalecimiento económico de Estados Unidos, factores que favorecerán al sector manufacturero orientado a la exportación.

En Perspectivas Económicas Mundiales queda claro el reto que aún no está consolidado: “esperar que otras reformas contribuyan a intensificar el crecimiento”.

Crecimiento moderado

El Banco Mundial ha establecido que el Producto Interno Bruto crecerá a una tasa de 2.8%, según el mismo informe, cifra que podría verse fortalecida si el ritmo de consumo interno sigue los patrones vistos el año pasado. También, si la demanda externa termina por dinamizar las exportaciones de México.

A pesar del panorama favorable que ve el Banco Mundial, diversos analistas han puntualizado que la economía mexicana necesita dinamismo y seguir fomentando la confianza entre consumidores y productores, para que el consumo siga siendo una piedra angular en el crecimiento de la economía nacional.

Dos caras, la misma moneda

Como casi todos los años, la economía norteamericana jugará un papel decisivo en la mexicana. Si logra crecer más de lo esperado, eso podría impactar en la creación de más empleos, lo cual podría traducirse en mayores remesas para el país. Eso sin olvidar el potencial de las inversiones privadas que pueden llegar a México provenientes del país vecino del norte.

Por Jesús Franco