Aunque los mercados siempre fueron un lugar en el que alimentar cuerpo y alma, su historia pasada no tiene nada que ver con el nuevo look que lucen hoy algunos de estos clásicos.
En ellos es fácil encontrar infinitas delicias, así que, si quieres vivir una experiencia sensorial, te llevamos de la mano.
Desde hace tiempo son una tendencia mundial, y es que en prácticamente todas las grandes capitales del mundo los mercados se reinventaron dejando atrás esa imagen tradicional y aprovechando un espacio en el que ofrecer a los nuevos foodies un sinfin de tentaciones gastronómicas. Nueva York, Vancouver, Madrid, Londres, Lima, Berlín, París, son solo algunos destinos en los que estos lugares deli son una parada obligada en la ciudad, seas o no un amante de la gastronomía.
En ellos es fácil encontrar una gran carta de delicatesen, especialmente pensados para los paladares sibaritas, y alimentos exclusivos que no pueden saborearse en otros lugares. Dentro de la impresionante oferta gastronómica que se cuece en la Ciudad de México, los mercados son el lugar en el que pasar el día recorriendo sus puestos, descubrir manjares y no solo comprar para llevar a casa, todos ofrecen la posibilidad de poder elegir qué quieres y degustarlo in situ.
Desde su apertura, hace apenas ahora poco más de un año, se convirtió en la revolución en esta colonia, sobre todo para aquellos que gustan de comer bien. Diseñado por el arquitecto Michel Rojkind, su propósito fue ser reconocido como un punto de encuentro entre los amantes de la culinaria y el reconocimiento a los productores de interesantes materias primas. Ya desde la entrada se reconoce al interior restaurantes de renombre y boutiques gourmet en las que es imposible no parar. Su oferta se divide en varios ejes, para que todos los “glotones” encuentren su lugar: la antojería, donde quizá una torta de La Barraca Valenciana sacie tu hambre, o lo hagan los mejillones a la mexicana de La Ahumadora o quizá los platillos de cuchara de José Guadalupe. En la zona de los básicos, puede que le des el sí a los lácteos de Lactography, a la cocina de toque árabe de Arbanus o algunas de las creaciones artesanales del chef Da Silva. En la de repostería no sabrás por cuál decidirte, si los chocolates del chef José Ramón Castillo de Que Bo! o los macarons típicos franceses de Theurel & Thomas.
¿Dónde? Querétaro 225, Colonia Roma Norte.
Mercado del Carmen
Apenas acaba de abrir sus puertas y ya es un éxito total. Todo aquel que haya visto al sur de la ciudad una casona colonial azul intenso, debe saber que ahí dentro se aloja un universo para paladares sibaritas. Al interior dos pisos y 25 locales miran a un patio central, en los cuales se pueden comprar desde alimentos orgánicos (Kaypachá) a salsas para tus platillos, en Distrito Foods; hacer un descanso tomando un té en Tomás casa editora de té; probar las galletas veganas y las malteadas de Milk Bar; regresar a la Península del Yucatán a través de los postres típicos de La Marquesería; endulzarse en Moira’s Bakehouse o Tout Chocolat. También hay espacio para el pan, los quesos y los embutidos, y así armar un picnic muy urbano en las bancas y mesas de madera de la terraza. Si todavía no te parece suficiente, hasta allí puedes llevar la comida que ordenes en los doce restaurantes de alrededor y darte un último capricho en las tiendas de artesanía, ropa y cosmética natural.
¿Dónde? Armagura 5, San Ángel.
Es uno de los más antiguos de la ciudad, tanto que adentrarse en él es recorrer la historia del México prehispánico, aunque desde fuera nadie diría las joyas que esconde en su interior. Ubicado en lo que fueron las antiguas bodegas de la compañía cigarrera el Buen Tono, este mercado urbano rebosa sabores y aromas en cada paso. Son conocidas las carnes de especies raras que se venden, como el armadillo, la iguana, el avestruz, búfalo, jabalí y hasta cocodrilo en locales como El gran cazador; pero también hay diversidad de aves de caza como la codorniz, el faisán, el ganso o la tórtola y muchos de los deliciosos huevos de éstas y para los amantes de los insectos, es el lugar de mayor confianza de la ciudad.
Si no eres tanto de alimentos fuera de lo común, el área de pescados –locales y del mundo-, mariscos, los mil y un colores de frutas y verduras perfectamente acomodadas, no te dejarán indiferente. Imperdible son los puestos de embutidos procedentes de España, como La Catalana, y los de lácteos como el local 161 y La Jersey, el de aceite de oliva y los de pastas italianas.
¿Dónde? Ernesto Puigibet 21, Centro Histórico.
Si todavía no decidiste cómo será tu lista de la compra, estos tres lugares te ayudarán, al menos, a que sea muy muy gourmet.
[:en]
Por Ruth Martín.
Aunque los mercados siempre fueron un lugar en el que alimentar cuerpo y alma, su historia pasada no tiene nada que ver con el nuevo look que lucen hoy algunos de estos clásicos. En ellos es fácil encontrar infinitas delicias, así que, si quieres vivir una experiencia sensorial, te llevamos de la mano.
Desde hace tiempo son una tendencia mundial, y es que en prácticamente todas las grandes capitales del mundo los mercados se reinventaron dejando atrás esa imagen tradicional y aprovechando un espacio en el que ofrecer a los nuevos foodies un sinfin de tentaciones gastronómicas. Nueva York, Vancouver, Madrid, Londres, Lima, Berlín, París, son solo algunos destinos en los que estos lugares deli son una parada obligada en la ciudad, seas o no un amante de la gastronomía.
En ellos es fácil encontrar una gran carta de delicatesen, especialmente pensados para los paladares sibaritas, y alimentos exclusivos que no pueden saborearse en otros lugares. Dentro de la impresionante oferta gastronómica que se cuece en la Ciudad de México, los mercados son el lugar en el que pasar el día recorriendo sus puestos, descubrir manjares y no solo comprar para llevar a casa, todos ofrecen la posibilidad de poder elegir qué quieres y degustarlo in situ.
Desde su apertura, hace apenas ahora poco más de un año, se convirtió en la revolución en esta colonia, sobre todo para aquellos que gustan de comer bien. Diseñado por el arquitecto Michel Rojkind, su propósito fue ser reconocido como un punto de encuentro entre los amantes de la culinaria y el reconocimiento a los productores de interesantes materias primas. Ya desde la entrada se reconoce al interior restaurantes de renombre y boutiques gourmet en las que es imposible no parar. Su oferta se divide en varios ejes, para que todos los “glotones” encuentren su lugar: la antojería, donde quizá una torta de La Barraca Valenciana sacie tu hambre, o lo hagan los mejillones a la mexicana de La Ahumadora o quizá los platillos de cuchara de José Guadalupe. En la zona de los básicos, puede que le des el sí a los lácteos de Lactography, a la cocina de toque árabe de Arbanus o algunas de las creaciones artesanales del chef Da Silva. En la de repostería no sabrás por cuál decidirte, si los chocolates del chef José Ramón Castillo de Que Bo! o los macarons típicos franceses de Theurel & Thomas.
¿Dónde? Querétaro 225, Colonia Roma Norte.
Mercado del Carmen
Apenas acaba de abrir sus puertas y ya es un éxito total. Todo aquel que haya visto al sur de la ciudad una casona colonial azul intenso, debe saber que ahí dentro se aloja un universo para paladares sibaritas. Al interior dos pisos y 25 locales miran a un patio central, en los cuales se pueden comprar desde alimentos orgánicos (Kaypachá) a salsas para tus platillos, en Distrito Foods; hacer un descanso tomando un té en Tomás casa editora de té; probar las galletas veganas y las malteadas de Milk Bar; regresar a la Península del Yucatán a través de los postres típicos de La Marquesería; endulzarse en Moira’s Bakehouse o Tout Chocolat. También hay espacio para el pan, los quesos y los embutidos, y así armar un picnic muy urbano en las bancas y mesas de madera de la terraza. Si todavía no te parece suficiente, hasta allí puedes llevar la comida que ordenes en los doce restaurantes de alrededor y darte un último capricho en las tiendas de artesanía, ropa y cosmética natural.
¿Dónde? Armagura 5, San Ángel.
Es uno de los más antiguos de la ciudad, tanto que adentrarse en él es recorrer la historia del México prehispánico, aunque desde fuera nadie diría las joyas que esconde en su interior. Ubicado en lo que fueron las antiguas bodegas de la compañía cigarrera el Buen Tono, este mercado urbano rebosa sabores y aromas en cada paso. Son conocidas las carnes de especies raras que se venden, como el armadillo, la iguana, el avestruz, búfalo, jabalí y hasta cocodrilo en locales como El gran cazador; pero también hay diversidad de aves de caza como la codorniz, el faisán, el ganso o la tórtola y muchos de los deliciosos huevos de éstas y para los amantes de los insectos, es el lugar de mayor confianza de la ciudad.
Si no eres tanto de alimentos fuera de lo común, el área de pescados –locales y del mundo-, mariscos, los mil y un colores de frutas y verduras perfectamente acomodadas, no te dejarán indiferente. Imperdible son los puestos de embutidos procedentes de España, como La Catalana, y los de lácteos como el local 161 y La Jersey, el de aceite de oliva y los de pastas italianas.
¿Dónde? Ernesto Puigibet 21, Centro Histórico.
Si todavía no decidiste cómo será tu lista de la compra, estos tres lugares te ayudarán, al menos, a que sea muy muy gourmet.
Por Ruth Martín
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