<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=184823845260372&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">

Inversiones internacionales

Tercera parte: El desarrollo europeo absorbió a lo largo del siglo XIX la mayor parte de la inversión extranjera, la cual estaba canalizada en una primera etapa hacia la adquisición de deuda pública.

La expansión del comercio internacional y la industrialización en Europa tuvieron lugar paralelamente con el incremento acelerado de los movimientos de capital a largo plazo y con la inversión extranjera, esto último contribuyó a la estabilidad económica durante el siglo XIX.

El ritmo de la inversión extranjera, tras el fin de las guerras napoleónicas y el restablecimiento de la paz y el orden, dio pie a un fuerte crecimiento económico.

 Detrás de la construcción de infraestructuras como el ferrocarril, puertos y posteriormente el telégrafo.

Fuera del continente europeo, la mayor inversión de capitales se dirigió a dominios y colonias británicas o territorios bajo su influencia política o comercial.

Las colonias alemanas, francesas y belgas, recibieron menores aportes de capital procedentes de sus metrópolis. Gran Bretaña fue el mayor exportador de capitales ante el mundo.

Junto a los ingresos por servicios de transportes, seguros y finanzas los beneficios de las inversiones en el exterior compensaban el déficit existente en la balanza comercial británica, esto durante la mayor parte del siglo XIX.

Este hecho favoreció el mantenimiento del libre cambio, ya que el Gobierno frenó nuevos aranceles con la finalidad de limitar las importaciones de materias primas, debido a que éstas reportaban altos beneficios a los inversores británicos que equilibraban la balanza de pagos. Por tanto, el interés comercial y financiero primaba sobre el industrial.

Fuera de Europa la inversión se canalizó a financiar la deuda pública, infraestructuras (transportes y comunicaciones, en especial el ferrocarril), industrias mineras y manufactureras. La creación de un comercio internacional ligado a la importación de materias primas y exportación de manufacturas por los países industrializados condicionó la dirección y el volumen de las inversiones.

La inversión industrial se concentró en Europa, Estados Unidos y Canadá. Otras áreas geográficas como América Latina y Asia atrajeron capitales para crear plantaciones de productos tropicales (azúcar, café, té, tabaco, cacao, caucho) de importación europea, lo cual generó una muy larga tradición en la exportación de materias primas, tradición que continúa hasta el siglo XXI.

 

Capital en movimiento

Para la década de 1830, el capital internacional empezó a expandirse por el mundo, los inversionistas europeos buscaban opciones o diferentes escenarios. A  los países prestamistas tradicionales, como Gran Bretaña y en menor medida Francia se sumaron nuevos países antes receptores de capital y mano de obra especializada que, tras acceder al proceso de industrialización, se convirtieron también en exportadores de capital, estamos hablando de EEUU y Alemania.

En este entorno económico internacional se da la formación del México independiente. A los líderes del movimiento independentista se les denomina padres fundadores de los Estados Unidos de Norte América.

En México muchos fueron fusilados a manos de sus antiguos aliados, la democracia de América Latina se convirtió en una meta que tardó mucho tiempo en ser alcanzada.

En los otros territorios Novohispanos se vivieron golpes de estado y revoluciones que se convirtieron en el común denominador del siglo XIX. Esto acompañado del fenómeno político de los caudillos, el cual creó una nación carente de un marco legal que protegía la propiedad privada y un orden estatal creíble en el entorno mundial.

 

Por Staff

  

Descubre cómo México ha superado grandes retos durante más de 200 años de historia aquí 

Comparte:

Compartir por email Compartir en facebook Compartir en LinkedIn Compartir en twitter Compartir en WhatsApp