Es muy común que en el alba de un año comencemos a lanzar al aire nuestros planes. Sin duda, el más recurrente: perder esos kilos que nos dejaron las fiestas navideñas. Otros más, se proponen dejar el cigarro o leer más. Algunos, los menos, se proponen metas con objetivos medibles.
Y no es que queremos que nuestras metas se conviertan en mandamientos. Simple y sencillamente lo recomendable es que éstas puedan medirse, que tengan un tiempo para ser cumplidas y así medir su éxito. A nivel financiero, esto es esencial, ya que nos ayudará a iniciar el 2020 sin sobresaltos financieros y con la idea que la cuesta de enero es un mito del pasado.
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