Vivir una vida sin preocupaciones económicas, es el sueño de muchas personas.
Sin embargo, éste puede quedarse en una utopía para aquellos que no tienen el control de sus finanzas, tienen deudas, gastan más de lo que ganan, no ahorran y, sobre todo, no invierten.
Para comenzar a invertir, primero debes forjarte el hábito del ahorro. ¿Para qué? Para tomar conciencia en que solo debes gastar en lo importante, y no en lo urgente. Al tener ese “colchón extra”, podrás poner a trabar tu dinero. ¿Cómo? A través de una inversión que lo multiplique y genere atractivos rendimientos. Recuerda: el ahorro no es lo que te sobra, sino esa cantidad que (a propósito) separas para cumplir una meta financiera mayor.
La clave, de acuerdo con múltiples analistas, es la diversificación. Esto significa que no solo inviertas, por ejemplo, en la compra de acciones, sino que un buen asesor te explique cómo conformar un Portafolio de Inversión con distintos activos que te ayuden a llegar a esa meta.
Siempre ten presente que la diversificación te garantizará dos cosas: 1) Potenciar los rendimientos de tu inversión y 2) Mitigar el riesgo de esta.
Por Engge Chavarría
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