Muchas veces hemos escuchado la frase “Esta empresa salió a la Bolsa”. Sin embargo, pocas veces queda claro cómo se da este proceso.
Hay dos formas a través de las cuales una firma puede salir a bolsa: emitiendo papel de deuda o colocando parte de su capital con una emisión de acciones. En ambos casos hay un objetivo común y claro: buscar la manera de obtener recursos para algún proyecto en específico.
Para esta pregunta hay un sinfín de respuestas. Sin embargo, hay cuatro que son elementales.
La primera tiene que ver con la diversificación y el abaratamiento de los costos de sus fuentes de financiamiento. La segunda se relaciona con la imagen de la empresa, ya que se hace publicidad de la misma de manera gratuita en todos los medios de comunicación que hagan referencia al mercado bursátil.
Siguiendo con el tema de los medios, la tercera nos dice que la firma y los inversionistas pueden saber en todo momento el valor de mercado de las acciones o bonos emitidos.
Por último, cotizar en Bolsa ayuda a la institucionalización de cualquier compañía, ya que implica un mayor control y supervisión por parte de las autoridades y los obliga a entregar, de manera periódica, información financiera. Así, se crea un círculo virtuoso donde el profesionalismo y la gestión empresarial se convierten en dos distintivos.
También hay empresas que deciden cotizar en Bolsa para emitir acciones. Éstas tienen ciertos beneficios que las ayudarán a sortear los obstáculos propios del crecimiento. Por ejemplo, gracias a esto logran obtener recursos para llevar a cabo proyectos de inversión, sin incrementar su apalancamiento. Otra de las razones es dotar de liquidez a sus acciones, pues al cotizar en Bolsa éstas se pueden vender en cualquier momento.
De igual manera, las compañías toman la decisión de poner sus acciones en la Bolsa para incrementar el número de accionistas, evitando así que un grupo tome el control de la empresa.
Una vez tomada la decisión hay una serie de trámites y requisitos que la empresa debe realizar para salir a bolsa. Estos están contenidos en las Circulares de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el reglamento interno de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
La documentación que la empresa deberá entregar es la Información legal, corporativa y financiera de la misma.
Todos estos datos se plasmarán en un Prospecto de Colocación, documento que contendrá toda la información relacionada con la empresa y los valores a listar, previo a la colocación y a la Oferta Pública. Este escrito es de suma importancia, pues será con el que contará el público inversionista para tomar la decisión de adquirir, o no, las acciones o bonos de deuda de la empresa.
En el trámite de colocación participa un intermediario financiero como agente colocador, que es el que se encarga de hacer todo el trámite ante las autoridades.
Una vez entregada la información, la BMV revisará que esté completa. De no estarlo, el trámite será rechazado. En caso de que lo acepte, divulgará en los medios electrónicos que se recibió la solicitud.
La Bolsa Mexicana de Valores elabora un Estudio Técnico, de acuerdo a la información presentada, para decretar la autorización del listado. Después de esto, divulga en los medios electrónicos que determine, que el Prospecto y/o suplemento Preliminar de la Empresa solicitante se encuentra a disposición en su sitio web.
Una vez obtenido el oficio de aprobación por parte de la CNBV, el intermediario colocador envía por medio de Emisnet, a la BMV, el aviso de oferta pública.
Después de realizar el proceso anterior, la BMV recibe y publica el Prospecto y/o Suplemento Definitivo en la sección de prospectos de su página de Internet, el cual debe publicarse antes de las 12:00 hrs. del primer día de la Oferta Pública, de acuerdo a lo establecido en la circular correspondiente.
Cuando la BMV autoriza al Intermediario Colocador realizar el registro y el cruce de los valores, de acuerdo a sus horarios de operación, empiezan las acciones o bonos de deuda de la empresa a cotizar en Bolsa.
Pero…¿cuándo es el mejor momento para salir a Bolsa? ¿A qué tasa deben salir los bonos de deuda? ¿Tasa revisable o fija, udizada o en moneda nacional? ¿A qué nivel? En el caso de acciones, ¿cuál es el precio al que deben salir? ¿Cuál es el mejor momento para hacerlo?
En el caso de las emisiones de deuda, la empresa generalmente debe hacer un análisis de cuáles son sus necesidades de financiamiento. Por ejemplo, si son para un proyecto de inversión, necesitará financiamiento a largo plazo, lo mismo que cuando está sustituyendo deuda, ya que el objetivo, casi siempre, es alargar los plazos de deuda y reducir los costos.
En estos casos, generalmente se decide por tasas fijas ya sea en moneda nacional o en udis. En cambio, cuando buscan financiamiento para capital de trabajo optan por un bono de tasa revisable entre uno y tres años.
La tasa a la que salen estas emisiones dependerá de las tasas del mercado vigentes, el riesgo de crédito que implique la empresa para los inversionistas, la calificación de la compañía y de la emisión particular de que se trate.
En el caso de emisión de acciones, el precio al cual deberán salir éstas dependerá de la situación financiera de la empresa. Un buen indicador es revisar la cotización de las empresas del mismo sector en el mercado. También, las perspectivas de crecimiento.
Aunque resulte casi una obviedad, es necesario decirlo: a cualquier compañía le conviene salir al mayor precio posible. De igual manera, tomar en cuenta que si el mercado está operándose a un múltiplo alto es momento propicio para salir a la Bolsa. ¿Por qué? Porque será muy probable obtener por sus acciones un precio alto.
Otro de los factores es el entorno económico del país en ese momento. Si éste está atravesando por una crisis económica, lo más probable es que no encuentre inversionistas interesados en su empresa. Por eso es importante hacer un análisis, no nada más de la empresa, sino del entorno económico nacional y global, cuando se hace una emisión.
Por Susana Bravo
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