<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=184823845260372&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">

Aprende a saborear un puro

Muchas veces no se sabe cómo sacar provecho a un puro. Por ello, aquí te dejamos algunos tips que te ayudarán a saborear el arte del puro.

Quizá fumar un puro no es tan habitual, pero quienes son amantes de los habanos, conforman en el mundo un gran grupo de sibaritas que disfrutan, siempre que pueden, de este noble arte de saborear con intensidad cada calada.

Aunque, en ocasiones, los que no son habituales de esta práctica, pero sí les gustaría ser amantes de la misma, no saben muy bien cómo disfrutarla al máximo. Para ellos, queremos compartir algunos consejos que harán más fácil disfrutar de un buen puro.

De la vista también nace el amor

El primer proceso, mucho antes del encendido y la degustación, es la fase visual. Como si de un vino se tratara, el mundo del habano está asociado a todo un ritual con la vista.

Hay que revisar el habano que se quiere fumar, ver qué aspecto tiene: color y textura, dos elementos esenciales. Es muy importante también que esté conservado con la humedad debida, porque eso hará que no esté seco ni excesivamente húmedo, pues no se podrá fumar correctamente.

También es necesario ver si la capa está estirada y cómo. Es decir, si la capa más exterior del puro envuelve perfectamente el cigarro, evitando que se queme de forma incorrecta.

No te olvides del color. No pienses que porque tu puro tenga un color más oscuro, eso significa que tendrá unos aromas más intensos. No, no tiene por qué ser así. Toma en cuenta esto: las hojas más oscuras suelen ser también las más dulces.

Antes de encenderlo, toma en cuenta que es conveniente acercarlo a la nariz y comenzar a descubrir los aromas, que más tarde, con cada calada, se descubrirán en la boca.

Una vez que has utilizado la vista y el olfato, te recomendamos que uses el tacto. Así, verás (ya que todavía no eres un fumador experto) que el grosor y el tamaño del puro determina, entre otras cosas, la suavidad del mismo. Anota bien los siguientes datos:

-Grosor: cuanto mayor es el grosor de un puro, éste arde más lento y esto hace que aporte una mayor suavidad en aromas que uno más fino, que además se quemará mucho más rápido.

-Longitud: es la que determina la intensidad de sabores y aromas a medida que se va fumando. Si quieres disfrutar de tu momento, elige mejor uno más largo, ya que encontrarás los mejores aromas más o menos cuando estés a la mitad.

¡Ya es la hora!

Tu habano está listo para ser fumado y llega el momento del encendido. Comienza el ritual. La mejor manera para cortar un puro es utilizar un cortapuros cuyo mecanismo de guillotina cortará la parte trasera del cigarro de manera limpia.

Aunque veas que a veces se perfora esta parte, ya sea con un palillo u otro objeto punzante, recuerda que no es correcto porque presionarás el tabaco interior y seguramente no podrás fumarlo correctamente porque no “tirará”, como habitualmente se denomina a esa situación.

Una vez cortado llega el momento de la paciencia. Es decir el encendido. De preferencia, hazlo con unos cerillos de madera, nunca un encendedor de gasolina porque estropeará el sabor.

Acerca la llama a la parte que debe ser quemada y ve girándolo mientras das caladas para que poco a poco se vaya quemando de manera progresiva.

Ya en boca, los puros ofrecen un gran número de notas aromáticas: dulces, maderas, caramelos, animales e incluso herbáceos. Todo dependerá del paladar de cada fumador.

 

Por Ruth Martín

Comparte:

Compartir por email Compartir en facebook Compartir en LinkedIn Compartir en twitter Compartir en WhatsApp