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Brexit, ¿rebelión de las clases sociales?

Los ojos del mundo entero se fijaron en el referéndum del Brexit, el cual se convirtió en una realidad, y tal vez se pueda decir que, es la primera gran victoria del populismo. 

Sin embargo, detrás de la decisión, existe una problemática de fondo que afecta al mundo entero, misma que la clase política no ha podido responder.

Durante los primeros minutos de este viernes, la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), impactó los mercados financieros, entre ellos la Bolsa de Nueva York, donde el índice Dow Jones abrió con una baja de 2.8 por ciento.

En el caso de la Bolsa de Londres, el impacto fue de más de 8%, y en su apertura se registraron índices que oscilaron en -4 por ciento, mientras que, el indicador FTSE 100 vio un descenso de más de 500 puntos, durante el inicio de la jornada del viernes.

En tanto, la moneda británica llegó a experimentar una caída de más del 10% con respecto a la moneda norteamericana, lo cual representó el precio más bajo desde 1985.

A su vez, la libra esterlina vio reducciones con respecto al euro, y presentó un descenso de 7 por ciento. Pero la decisión británica también afectó al euro, el cual perdió 3.3 puntos porcentuales con respecto al dólar, durante el inicio de la jornada de este viernes, lo que significó la mayor caída para la moneda de la UE desde su creación.

 

Qué representa

Podríamos decir que, el Brexit es el triunfo del independentismo, del radicalismo, del proteccionismo, pero sobre todo, puede significar el gran fracaso de la UE y del libre comercio mundial. Asimismo, pone en evidencia el posible fracaso de distintos tratados comerciales, de libre flujo de personas y laboral, que hasta la fecha la economía de libre mercado (no capitalismo), había construido.

Es importante entender los antecedentes de este abandono británico, ya que existen un par de cifras muy significativas que, se han obviado en este referéndum:

En 1971, cuando el parlamento de Westminster votó la adhesión a la antigua Comunidad Económica Europea (CEE), lo hizo por 358 votos a favor y 246 en contra. Es decir, la división era ya evidente, como se ha vuelto a poner de manifiesto 45 años después, pero esta vez con dramáticas consecuencias.

La diferencia estriba en que si antes el rechazo a la UE tenía que ver con un movimiento de reivindicación independentista (“el continente está aislado”), ahora lo que hay detrás es el propio descrédito de la Unión Europea, que se ha convertido en un territorio antipático. No sólo para la mayoría de los británicos, sino también, para muchos europeos que lo ven como una especie de madrastra.

 

Factores del referéndum

Es evidente que la crisis y la dura recesión de los últimos años tienen mucho que ver, pero sería absurdo pensar que todo es fruto de estos fenómenos.

Uno de los factores que ha provocado que Europa sea un territorio cada vez menos querido ante los ojos de muchos ciudadanos, es su incapacidad para resolver los problemas. En muchos casos por poner en marcha políticas equivocadas (la lamentable actuación del Banco Central Europeo BCE en este proceso interviniendo muy tarde en los mercados de deuda) o, en otras ocasiones, mostrando su incapacidad para gestionar fenómenos como la inmigración. Ni siquiera ha podido dar una solución a Grecia, que representa apenas el 2% del territorio.

Si bien, el Brexit no es más que la fiebre de un problema de fondo que no sólo se manifiesta en el Reino Unido, sino también en otros países europeos, y debido a ello, está emergiendo un movimiento de incalculables consecuencias que, cuestiona el proyecto fundacional de la Unión Europea.

 

Separación de clases sociales

Algo que explica el auge del populismo y de los movimientos xenófobos, no sólo de la propia UE, sino de muchas naciones en el mundo, es el caso de Donald Trump en Estados Unidos,  quien ya ofreció una conferencia de prensa apoyando la salida de Gran Bretaña con un tono de: “se los dije, el proteccionismo, el aislamiento y la no migración están prevaleciendo en todo el mundo”.

Sin mencionar los discursos disparatados por los que se pronunció durante su campaña republicana y que, apoyan y empatan con la decisión de las clases obreras, medias y trabajadoras del país británico.

Otro asunto relevante y que en su momento paso casi desapercibido fue cuando Merkel (la primer ministro de Alemania) señaló de forma insensata -tuvo que rectificar tiempo después- que Alemania aceptaría toda la inmigración que fuera necesaria. En realidad lo que hizo fue abrir la caja de Pandora, ya que enfrentaría a Europa con viejos fantasmas.

Hace dos décadas, al principio de la globalización, la postura alemana se hubiera entendido como un gesto humanitario, pero ahora -esto es lo que ha olvidado Bruselas-, la inmigración es para muchos, lo mismo que la entrada de mano de obra barata que compite por el mismo puesto de trabajo. ¿Les suena esto a los discursos de Trump contra la migración de mexicanos a EEUU?

Asimismo, puede decirse que, el referéndum británico ha sido el primer gran plebiscito sobre la globalización que ataca a las clases medias que pagan impuestos, y que ven como los inmigrantes se llevan buena parte del pastel de las prestaciones sociales. Sin mencionar la corrupción que prevalece en las distintas clases políticas.

Esto, que parece tan evidente, lo han entendido mejor que nadie los nuevos populismos de derechas, algo que explica que en España,  Alemania, Holanda, Austria y otros muchos países europeos, la cuestión de la inmigración (o mejor dicho de sus efectos sobre la vida de muchos ciudadanos) haya cuarteado el proyecto europeo.

En el caso americano, según Trump, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), desplazó de sus fuentes de trabajo a los propios norteamericanos, en aras de mano de obra mexicana. Esto sin duda, es la prueba de que el candidato republicano, desconoce los beneficios agregados que el TLCAN le ha brindado tanto a México como a EEUU y Canadá.

Y es que, los capitales pueden desplazarse libremente (hasta el punto de coaccionar a los gobiernos en busca de mayores facilidades para la inversión); la inmigración por causas estrictamente laborales, es un fenómeno de masas, provocado por el dumping salarial y una precarización de las relaciones laborales, así como por la lucha por conseguir una misma prestación social -pobres contra pobres-. Todo esto se ha convertido en un asunto cada vez más relevante en los barrios obreros y de clases medias.

Como ha escrito el economista Nick Greenwood, el debate sobre el Brexit “viene a sustituir una discusión más amplia en torno a los costes y los beneficios de la globalización”. Precisamente, en el país de mayor tradición liberal de Europa y con la economía más abierta y expuesta a la competencia desleal.

Finalmente, siendo este tema de gran preocupación, el Brexit podría desatar una crisis institucional, desde luego, e inmediatamente en Gran Bretaña donde Cameron, primer ministro británico ya renunció, generando desde este momento una crisis constitucional.

Escocia ya está buscando  un referendo para separarse del Reino Unido;  pero también en el corto y mediano plazo para muchos países e instituciones: Marine Le Pen, diputada de la extrema derecha francesa ya quiere convocar a un referendo para que, Francia salga de la Unión o que la UE se vuelva a reconfigurar. En el caso de regiones como Cataluña, en España, con este referendo británico, puede fortalecer sus posibilidades de demandar al Reino Español su separación de esa nación.

Alguien tendrá que tomar nota y fijarse en las consecuencias de determinadas decisiones. El Brexit no ha sido una casualidad, es la consecuencia del hartazgo de las clases medias y obreras hacia el “establishment” político en occidente.

 

Por Eugenio Ruiz Pellico

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