La Renta Variable es, sin duda, protagonista del mundo financiero.
Aunque en la Bolsa de Valores se comercializan diferentes vehículos de inversión, este es el que determina la fortaleza de una cartera, el futuro de la misma, el que marca el desarrollo de los mercados bursátiles y el instrumento más importante para un inversionista patrimonial. ¿La razón? La Renta Variable en el largo plazo gana.
Tal es su importancia, que el mercado de Renta Variable (o acciones) expresa ante el mundo el estatus de una compañía, un sector o industria e incluso de un país o región. La Renta Variable por definición son instrumentos representativos de capital, que suelen tener un retorno (ganancia o pérdida) variable. El principal es la acción de una firma que cotiza en la Bolsa.
Las acciones representan el capital social de una empresa y se negocian sin fecha de vencimiento, sin rendimiento fijo y con alto riesgo. Su horizonte de inversión es de largo plazo, es decir, a partir de tres años.
Aportan beneficios a los inversionistas de dos formas: utilidad al vender la acción a un precio mayor que el adquirido (de ahí la importancia de apostarle a buenas empresas) y por pago de dividendos (utilidades de la compañía). Las acciones que pagan dividendos pueden llegar a dar una rentabilidad alta.
Por Engge Chavarría
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