Todos hemos pasado malas rachas en la vida. De hecho, podemos decir que la mayoría de las personas exitosas han atravesado por momentos de poca fortuna, pero gracias a ellos han salido adelante.
Todos hemos pasado malas rachas en la vida. De hecho, podemos decir que la mayoría de las personas exitosas han atravesado por momentos de poca fortuna, pero gracias a ellos han salido adelante.
En México esto es una historia cotidiana y la muestra la da un joven nacido en Baja California, que ha logrado poner su nombre en la historia de la robótica moderna con letras de oro.
La historia de un visionario
Jordi Muñoz nació en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California. A los 20 años intentó ingresar al Instituto Politécnico Nacional pero fue rechazado en dos ocasiones. Justo en ese momento comenzó a “sentir que la suerte nunca iba a estar de su lado”. Sin embargo, ese solo sería el inicio de un camino lleno de claroscuros.
Esa mala racha, llevó a Jordi a buscar suerte como inmigrante en San Diego, Estados Unidos. Ya instalado en el país vecino del norte, comenzó a trabajar en algo que le interesó desde niño: la aeronáutica, pero a nivel casero. Decidió experimentar con arduinos (pequeñas computadoras), además de tomar “prestadas” partes de uno de sus videojuegos, para poner a volar pequeños helicópteros que él mismo había modificado.
De empresa casera a multimillonaria
Como un golpe de suerte, Jordi comenzó a subir los videos a portales y foros geek, además de redes sociales. Esa exposición llamó la atención de personas en todo el mundo y así comenzó el camino para fundar, junto con Chris Anderson, 3D Robotics, una empresa que genera pilotos automáticos para modelos aéreos no tripulados, que genera cerca de 20 millones de dólares anuales.
La compañía de Jordi Muñoz maneja la ética del código abierto. Por eso, todos los productos que vende 3D Robotics están construidos para que los compradores puedan modificarlos de acuerdo a sus necesidades.
Fiel a sus raíces
Ante el éxito que tuvo en Estados Unidos, Muñoz decidió abrir una planta de producción en su natal Tijuana. Y aunque aún es una empresa pequeña, comparada con otros monstruos tecnológicos, da trabajo a muchos mexicanos. Además, su crecimiento ha sido de los más impresionantes en los últimos años.
Desde 2012, 3D Robotics ha recibido financiamientos de inversionistas entusiasmados en su trabajo. Ese dinero le ha servido a la compañía de Muñoz para seguir avanzando en sus modelos de pilotos automáticos y tecnología similar.
El tijuanense espera que en años venideros pueda fundar más compañías que ayuden a innovar. Hoy, a sus 28 años, esta es la mentalidad que nos inspira a lograr grandes cosas que generen grandes cambios en nuestro entorno. Jordi es un ejemplo a seguir y nos hace creer que las malas rachas son necesarias para lograr grandes cosas, si contamos con lo necesario.
¿Tú, cuentas con lo necesario?
Conviértete en un visionario con una inversión inteligente y acertada.
Por Marco Arteaga
Comparte: