La situación económica de Japón desde hace años dista de ser buena; su moneda se debate entre ser fuerte o hacer más atractivas las exportaciones, mientras que los miembros del Banco Central no contemplan la necesidad de estímulos monetarios, que han llevado incluso a tasas de interés negativas.
Las medidas del Banco Central han sido cuestionadas por los mercados desarrollados, sin embargo, el gobierno nipón no dudó en entrar a esa contienda, no declarada, que hoy conocemos como guerra de divisas.
Esta poderosa isla, segunda economía asiática y tercera mundial, apenas libró la recesión durante el primer trimestre de este año. Su tasa interanual del Producto Interno Bruto (PIB) creció 1.7% entre enero y marzo, y 0.4 por ciento con respecto al trimestre anterior.
Por Gabriela Guerra Rey
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