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La fórmula del éxito financiero

En 2002, cuando Daniel cumplió 40 años, su padre que estaba atravesando una mala experiencia de jubilación, tras una vida entregada al trabajo, decidió hacerle un regalo.

Lo llevó a una Casa de Bolsa, con su asesor financiero, y lo obligó a abrir una inversión para su retiro.

Daniel no entendía por qué tanto interés en el tema, pero sabía que a su viejo no le había ido bien cuando decidió dejar de trabajar, porque ya había cumplido 65 años y tenía problemas de salud. Incluso, en ocasiones tuvo que ayudarlo a terminar su mes, porque la jubilación no le alcanzaba.

Fue delante del asesor que Daniel se enteró que la Afore no le iba a garantizar más de 30% de su último sueldo percibido antes de la jubilación. Para colmo, Daniel era independiente: tenía dos restaurantes y asesoraba a una empresa mediante un esquema de honorarios. Ello significaba que, al no cotizar al IMSS o al ISSSTE, no era afiliado a esos organismos, por consecuencia hacía un buen rato que nadie alimentaba su cuenta de retiro.

En ese momento, Daniel inició con una inversión que incluía varios instrumentos financieros: aproximadamente 50% en renta variable, que incluía inversiones en Estados Unidos, Europa y otros mercados emergentes, y el resto en Renta Fija, diversificado en Bonos del Gobierno Mexicano y de países desarrollados, así como, deuda corporativa nacional e internacional.

Los primeros cuatro años de su inversión (de 2003 a 2006), Daniel obtuvo muy buenos resultados, las Bolsas tuvieron buen desempeño, pero lo más importante fue que aprendió que en inversiones como la suya, había buenos y malos meses, pero que debía de respetar su horizonte de inversión y no perder de vista sus objetivos.

 

Grandes retos

Después, el 2007 fue un año con bajo rendimiento para la parte de Renta Variable, comparado con los años anteriores, pero le ayudó haber mantenido la mitad de su inversión en renta fija. Así, cerró ese año con un rendimiento moderado, sin embargo, no imaginaba lo que él mismo experimentaría unos meses después.

El 2008 es recordado por la más grande crisis financiera que hubiera vivido Occidente desde el Crack del 29 (1929), originada en el mercado inmobiliario de Estados Unidos. Daniel vio cómo su inversión tenía importantes minusvalías. Durante ese año la parte que mantenía en Renta Variable de EEUU disminuyó 22%, lo que invertía en Europa, 33 puntos porcentuales y en la Bolsa Mexicana de Valores 24 por ciento. Sin duda una baja que lo puso a temblar.

Daniel se sentó frente a su asesor y le dijo que ya no le interesaba seguir invirtiendo para su futuro. Que estaba perdiendo el dinero que tanto trabajo le había costado ganar.

Su asesor le explicó el por qué del comportamiento de los mercados y que ciertamente la situación era bastante delicada. Sin embargo, le comentó la importancia de no modificar la estrategia que originalmente había trazado, pues como él lo sabía, todavía faltaba tiempo para que comenzara a utilizar sus recursos.

 

Momento de perseverar

Para demostrar que en el largo plazo la Bolsa de Valores siempre ha dado rendimientos positivos, el asesor le enseñó a Daniel una gráfica de los 10 años anteriores que empezara a invertir. Período que también estuvo marcado por grandes crisis, volatilidad y abruptas caídas, pero que a fin de cuentas dejó buenas ganancias para los que soportaron las abatidas y se quedaron invirtiendo.

“Hasta que no sacas tu dinero, no has perdido nada”, le decía su asesor, que había hecho un estudio de riesgos y de perfil de inversionista, a fin de hacerle a Daniel la mejor Estrategia de Inversión posible.

Daniel decidió confiar y no perder de vista sus sueños y objetivos para cuando alcanzara el retiro. Quería también en algunos años más, comenzar a pagar la universidad de sus hijos con la inversión que mantenía.

Así, con paciencia e importantes sucesos en el mercado, pasaron 10 años. La crisis norteamericana llevó al mundo desarrollado a sus límites, las políticas monetarias de todo el orbe se flexibilizaron para incentivar el crecimiento económico de un sistema que por naturaleza parecía agotado.

 

Golpea la volatilidad 

La crisis llegó a Europa, Asia; Grecia estuvo a punto de salir de la Eurozona, para un proceso sin precedentes en el principal bloque económico del orbe. China vio cómo tres décadas de crecimiento sostenido se iban deteniendo en poco tiempo, y las materias primas se abarataron hasta cifras increíbles, ayudando a unos y dañando a otros.

Asimismo, el precio del petróleo empezó a caer, y en poco más de un año había llegado a la mitad de su valor, y todavía continuó en picada. Esto lastimó a las economías que dependen particularmente de la exportación petrolera.

Hubo conflictos políticos entre Rusia y Ucrania, en el Medio Oriente. Sucedió la “Primavera Árabe” y surgió el Estados Islámico, un grupo extremista que ha asumido la mayor cantidad de actos terroristas del mundo en los últimos años, y que ha explotado a su máximo el terrorismo económico.

 

Cómo llegar a la meta

A mediados de 2016, Reino Unido, una de las primeras cinco economías del planeta, decidió salir de la Unión Europea, proceso denominado Brexit, creando una fractura económica que dos lustros atrás hubiera sido inimaginable. Ahora Daniel se preocupa por todos estos sucesos, pero ya no se alarma, ni toma decisiones de pánico.

Hoy, Daniel tiene 54 años, ha triunfado en sus negocios y continúa con su inversión. Desde enero de 2003 que se volvió inversionista, ha enfrentado grandes retos, ha tenido meses positivos y algunos negativos, años muy buenos y otros complicados, pero mantener su inversión ha sido la mejor decisión.

Daniel ya no piensa en quién le va a garantizar su futuro, sabe que él mismo está recorriendo el camino para una vejez como la soñó. Ahora sabe que la paciencia y la disciplina son la fórmula para ganar. Sobre todo aprendió, que el presente de cada persona define su futuro y postergar decisiones tan importantes como planear las vacaciones más largas de su vida, es un grave error.

las_5_claves_para_un_retiro_próspero

 

Por Gabriela Guerra Rey

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