Una de las grandes discusiones entre inversionistas ha sido definir qué es mejor: invertir en la Bolsa o comprar un inmueble.

Seguramente hemos escuchado muchas versiones de conocidos que les fue mal en el mercado accionario. También, de algunos otros que tuvieron muy malas experiencias al comprar un inmueble.

Sin embargo, en ambos casos existen historias de éxito, pero más allá de lo que nos puedan contar, lo que debemos hacer es analizar a detalle es el comportamiento histórico de las dos opciones.

Índice Accionario VS Índice de Vivienda

Para comparar ambas opciones podemos tomar 2 índices de referencia que nos darán el panorama en ambos mercados (el inmobiliario y el accionario).

En el caso de la Bolsa podemos analizar el comportamiento en los últimos años del Índice de Precios y Cotizaciones (el principal). En el de los inmuebles, el Índice de Precios de la Vivienda en México, elaborado por la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) y que muestra la plusvalía que tienen los inmuebles a lo largo del tiempo.

Hay un factor a tomar en cuenta (para ambos casos): debemos considerar que si invierto en la bolsa o si compro un inmueble es porque mi horizonte de inversión es de largo plazo y no pienso utilizar pronto mis recursos.

El resultado es muy claro en el largo plazo, si suponemos que hace 10 años (en abril de 2005) invertí 1 millón de pesos, el resultado de mi inversión en ambos mercados a marzo de 2015 será el siguiente:

¿Importa el tiempo?

El factor del horizonte de inversión es un factor determinante. ¿Por qué? Porque, en los inmuebles hay poca volatilidad, mientras que en la Bolsa sí hay, y mucha. Si realizamos este mismo ejercicio, pero en un periodo de menor tiempo, sumando un momento en que los mercados están complicados, podríamos sesgar el análisis y llegar a resultados en donde el rendimiento generado sea similar en ambos casos. Así se vería nuestra inversión a cinco años en este supuesto:

Si bien el Índice de Precios de la Vivienda no considera si el inmueble se renta, tampoco estamos tomando en cuenta los gastos que implica la compra y la venta del mismo, así como el mantenimiento del inmueble y el pago de predial anual.

En el caso de la inversión en Bolsa tampoco se considera el impuesto en este mercado (10% sobre la utilidad una vez que se venden los títulos). Tampoco la comisión del intermediario financiero.

En conclusión: en el largo plazo la volatilidad paga. Y si aprendemos cómo se mueven los mercados accionarios, invertir en ellos será una muy buena decisión, sin olvidar que siempre debe realizarse de manera diversificada y con una buena asesoría. Pero, si nuestra decisión es comprar un inmueble, es esencial saber que en el largo plazo nuestro rendimiento será inferior, al igual que la volatilidad de la inversión.

Por Fernando Guerrero