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El dólar sube, el petróleo baja

Con el inicio de este año hemos visto agudizarse dos crisis que mantuvieron las alertas encendidas en 2015: la del dólar y la del petróleo.

¿Por qué baja el precio del oro negro? ¿Por qué mientras esto ocurre, sube el valor del dólar ante monedas emergentes e internacionales?

Cabe hacerse la histórica pregunta: “¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?”; en este caso: “¿El valor del dólar aumenta porque el precio del crudo disminuye, o es al revés?”. ¿Acaso nada tienen que ver el uno con el otro? En un mundo tan inter-conectado-globalizado, cuesta creerlo.

Estadísticas

El petróleo

Revisemos primero los datos. El 12 de enero de este año, el precio de la mezcla mexicana tocó los niveles mínimos desde abril de 2013: $21.5 dólar por barril. Ese día, el West Texas Intermediate bajó de $30 dólares, mientras el Brent del Mar del Norte apenas superó esa barrera. Lo cierto es que no se esperan aumentos del valor en el futuro próximo.

La calificadora de riesgos Standars & Poors relaciona esto con una menor demanda de la economía China, debido a su propia crisis, pero sobre todo con el exceso de oferta. Aunque a principios de este siglo todavía hablábamos de un mundo en el que iba a ser necesario buscar fuentes alternativas de energía para abastecernos, por el agotamiento cuasi inminente del petróleo, ha pasado todo lo contrario. Lo que demuestra que en cuestión supervivencia todavía estamos varados en la ignorancia. En vez de pelearnos hoy por los últimos yacimientos, los países productores y exportadores de petróleo lo hacen por sobreproducir, bajar los precios y ver quién resiste y quién no.

En 2012 nos asombrábamos de precios del barril de oro negro tocando los $120 dólares. Hace un año oscilaba cerca de los $50. Las cuentas solas saltan a la vista. Si bien los costos informados por Petróleos Mexicanos (Pemex) para producir un barril (de menos de $10 dólares) están por debajo de los de grandes compañías trasnacionales, todos sabemos los problemas de estructura y financieros que ha enfrentado el gran monopolio estatal durante años. ¿La inversión de capital privado podría cambiar esa suerte? Muy posiblemente, pero pasarán años.

El peso frente al dólar

Mientras el crudo va en caída precipitada, el tipo de cambio de numerosas monedas contra el dólar ha subido en detrimento de las emergentes. El peso mexicano va a la avanzada de esta carrera, aunque algunos se esfuercen en hacer comparaciones con otras economías y los niveles divergentes de depreciación de sus divisas. Lo cierto es que no es posible comparar en términos similares unas con otras, solo relativos…

Cuando ya parecía un exceso, que algunos expertos trataban de evitar a toda costa con predicciones de pronta estabilidad, el peso mexicano contra el dólar rompió la barrera de los $18 pesos… lo que dispara la incertidumbre sobre a dónde puede llegar.

En febrero de 2014 el dólar se cotizaba a poco más de $13 pesos mexicanos. En el mismo mes de 2015, comenzó a rozar los $15 pesos.

A mediados de enero de este año, habíamos superado irremediablemente los $18 pesos por dólar.

Los especialistas consideran tres las causas principales:

  • La fortaleza del dólar por la expectativa ante las subidas de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal en Estados Unidos, lo que hace de la moneda norteamericana un jugoso manjar para crecer el valor de las inversiones.
  • La devaluación del yuan para incentivar a la segunda mayor economía del planeta, que da señales de agotamiento de su sistema. Al devaluar su moneda, los productos del gigante asiático se hacen más baratos y sus exportaciones tienden a aumentar, favorecidos por la demanda. Para economías manufactureras como la nuestra, situaciones así nos hacen perder competitividad.
  • Finalmente, la baja en el precio del crudo significa inevitablemente que los ingresos del gobierno (una tercera parte se genera en esta industria) caerán, y con ellos el avance de la economía.

Por otra parte, en el análisis de correlación del mercado de divisas, el petróleo como commodity tiende a influir en el precio de las monedas, sobre todo en los de países exportadores e importadores de crudo.

Dado que Estados Unidos es uno de los principales consumidores de oro negro, y que por demás el producto cotiza en dólares en el mayor mercado bursátil, la correlación que se establece entre la materia prima y esa moneda es negativa: “cuando el precio del petróleo sube, el dólar estadounidense cae en el mercado. El caso contrario marca la correlación negativa: cuando el dólar sube en el mercado, el petróleo, por regla, tiende a caer”.

Fortaleza del dólar, depreciación del yuan, baja en el precio del petróleo, son tres factores que los analistas han identificado como las posibles causas de la pérdida de valor del peso mexicano.

¿Cómo impacta la coyuntura a los inversionistas?

De manera general, un escenario de incertidumbre despierta la aversión al riesgo, y los inversionistas, la mayoría, le apostarán a los refugios como el dólar.

La recomendación hoy de la Condusef y de los analistas financieros de diversas compañías es mantener un porcentaje grande de las inversiones en renta fija, aquella cuya tasa de rendimientos es fija y conoces de antemano. Hay instrumentos bancarios que pagan este tipo de rendimientos, bonos de gobierno y corporativos, pero lo ideal sería poner el dinero en instrumentos diversificados, que te permiten una mayor amplitud a la hora de jugar con las condiciones que el mercado impone.

Ante el escenario financiero mundial, los expertos han recomendado mantener un buen porcentaje de inversiones en renta fija.

Para los inversionistas avezados, y bien asesorados, quizás es un momento ideal, porque si alguien puede ganar en las bolsas de valores en medio de una coyuntura de incertidumbre, esos son los que saben.

Otra manera de cuidarte es manteniendo una economía familiar sana, y ahorrando. Cuando el dinero se abarata, lo ideal es guardar todo lo posible para el momento en que las correlaciones cambien. Siempre llega, es cuestión de ser pacientes. No olvides aquel principio de que son los instrumentos de largo plazo, los que casi nunca decepcionan a su poseedor. Lo ahorrado, ¿por qué no invertirlo en acciones?

 

Por Gabriela Guerra Rey

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