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Carlos Slim Helú y una visión espectacular de los negocios

Es tal vez, el mexicano más reconocido a nivel global, todos los días aparece disputando, junto a Bill Gates, el primer lugar de las personas con más dinero del mundo.

La historia de este magnate es muy diferente a lo que todo el mundo cree, ya que, a diferencia de muchos otros que heredaron riquezas y de ahí hicieron más, su historia es diferente. Aunque, cabe aclarar, tampoco podemos decir que comenzó desde cero como Gates o el mismo Amancio Ortega (Inditex).

Nacido en 1940, hijo de Julian Slim Haddad, un inmigrante libanés, Carlos creció entre seis hermanos y aprendió a hacer negocios como su padre. El sector bursátil y el inmobiliario fueron las bases para desarrollar su fortuna. Después diversificó sus inversiones en la industria minera, de comercio y alimentos. Pero el parteaguas llegó en 1980 cuando fundó  Grupo Carso.

Un sexto sentido (el de los negocios)

Carlos Slim es el perfecto ejemplo de lo que hace (o debe hacer) un hombre de negocios: ve el negocio donde parece no haber tal. Así, tomó oportunidades en crisis económicas para comprar empresas que, después de un tiempo, fortalecería con más inversiones y saldría a flote durante épocas difíciles en el país.

Pero la controversia llegó a su vida, cuando en 1990 adquirió Teléfonos de México. Sin duda, un movimiento clave para su crecimiento en los siguientes años. Así es como Carlos Slim ingresó de lleno al negocio que más le iba a redituar en los siguientes años: las telecomunicaciones.

Negocio que conecta a millones

Grupo Carso tiene más de 170 millones de suscriptores de telefonía móvil, entre sus diferentes filiales, además de ser el pionero del prepago a nivel mundial. No por nada es considerado un gigante de las telecomunicaciones.

La diversificación de inversiones de Slim es un tanto sorprendente: es dueño del 6.4% de las acciones del periódico The New York Times.

Hoy, gracias a todas esas diversificaciones, el valor de Carlos Slim está por encima de los 55 mil millones de dólares. También es un gran apreciador del arte y filántropo y cuenta con muchas fundaciones que apoyan a solucionar diferentes problemas económicos de México.

Carlos Slim es el ejemplo de que un hombre de negocios tiene el instinto necesario para hacer negocios, donde nadie quiere hacerlos y salir con la ventaja; ese mismo instinto que todos los que invierten deben tener.

Nosotros te asesoramos para que logres desarrollar tu visión de negocios en las inversiones. ¿Te animas?

 

Por Marco Arteaga.

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